En los últimos tiempos hemos asistido a una subida continuada de nuestra divisa. Desde comienzos de año, el euro se ha apreciado alrededor de un 10% respecto al dólar, de manera que hemos pasado del entorno de los 1,06 dólares por euro, hasta los 1,16 actualmente. De hecho, llegó a ir subioendo cerca de un 15% rezspecto al dólar en las primeras semanas de septiembre, cuadno al canzó el 1,20.
Esta subida de la cotización podría parecer a priori algo extraña cuando Estados Unidos está retirando los estímulos a la economía y subiendo los tipos de interés, mientras que en Europa el BCE mantiene todavía la política de expansión cuantitativa. Pero el hecho es que se está produciendo, con las consecuencias que ello puede tener en muchos aspectos.
Por qué sube el Euro
Muchos analistas apostaban a que a estas alturas estaríamos hablando de la paridad euro-dólar, o de que incluso la cotización del dólar sería superior a la del euro. Sin embargo, debido a varias razones, esto no sólo no ha sido así, sino que se ha invertido la tendencia. De hecho, ahora algunos apuestan incluso por que se alcance el nivel de los 1,30 dólares por cada euro, cifra inédita desde hace más de tres años, cuando se empezaba a vislumbrar el inicio de la expansión cuantitativa en Europa.
Precisamente, una de las razones por las que ahora sube podría ser la opuesta: se empieza a ver el final de la política monetaria acomodaticia en Europa, y el inicio del tapering y de las subidas de los tipos de interés de la Eurozona. Algunos mensajes de Mario Draghi van en esa línea, como cuando afirmó que “el banco central puede acompañar la recuperación ajustando los parámetros de sus instrumentos”.
Por su parte, la Reserva Federal estadounidense (FED) también parece que se va a tomar con más calma la subida de los tipos de interés, debido a que la inflación parece controlada. De las declaraciones de Janet Yellen, presidenta del organismo, se desprende que la normalización monetaria en aquel país se hará con prudencia (es decir, ¡despacito y con buena letra!).
Además, la situación política en el país norteamericano dista de ser tranquila, ya que la actividad legislativa se encuentra bastante estancada, con el presidente Trump enfrentado a parte de su partido, lo cual no favorece la fortaleza de su divisa debido a la incertidumbre que genera.
El propio mandato de Yellen al frente de la FED termina en enero de 2018, y también han existido ciertas dudas acerca del camino que pueda tomar Trump en este sentido, a quién se nombraría y cuál será su política al frente de la institución. Finalmente se ha decantado por Jerome Powell, del que se espera que siga la misma línea que Janet Yellen y continúe subiendo os tipos en los próximos años.
La victoria de Macron en Francia también supuso un revulsivo para la moneda común, al ser el francés un europeísta convencido, de manera que se ha interpretado como un refuerzo de la Unión Europea en un momento en que surgían ciertas dudas sobre el futuro de la misma a raíz del Brexit.
Cómo ha sido la evolución respecto a otras divisas
Si examinamos cómo ha sido la evolución respecto a otras divisas, vemos que, respecto a la libra esterlina, el euro también se ha apreciado en los últimos seis meses, aunque no tanto como con relación al dólar. Desde abril, cuando marcaba 0,84 euros por cada libra, a finales de agosto, llegó a establecer una marca de 0,93, cerca de la paridad. Al igual que frente al dólar, en las ultimas semansa se ha revertido esta tendencia y ahora su tipo de cambio ronda el 0,88.
Con relación al yen japonés, la divisa europea ha tenido una subida considerable, cercana al 20%, pasando de 114 yenes en marzo a 134 seis meses después.
Cómo afecta a los consumidores
El efecto más inmediato para los consumidores es que los productos estadounidenses, británicos o japoneses, entre otros, son más baratos.
También resulta más asequible viajar a esos países, gracias al cambio favorable de la moneda.
Además, hay otro efecto positivo, y es que los costes de transporte se pueden abaratar, al comprarse el petróleo en dólares (lo mismo sucede con otras materias primas, como el oro).
Cómo afecta a los inversores
Si lo analizamos desde el punto de vista de un inversor, los cambios en la cotización de las divisas suponen una oportunidad de inversión, al menos en una doble vertiente.
Por una parte, se presenta la oportunidad de invertir directamente en divisas, bien confiando en que la tendencia actual seguirá (es decir, que el euro seguirá apreciándose respecto al dólar), o bien, por lo contrario, con la creencia de que la situación se revertirá, y el dólar recuperará cierto terreno.
Por otra parte, esta fortaleza relativa de nuestra moneda puede ser aprovechada para invertir en la Bolsa norteamericana. Desde este prisma, los valores del otro lado del Atlántico son ahora un 10% más baratos.