Se suele definir a la generación millennials como aquella nacida entre 1981 y 1996. La componen aquellos que han crecido y se han convertido en adultos en la era digital. La tecnología ha sido siempre parte de su vida y son considerados nativos digitales. Por dar solo algún dato que apoya lo anterior, se estima que interactúan con su smartphone al menos 150 veces al día.
A pesar de este excepcional contexto tecnológico, los millennials padecen una de las situaciones económicas más inciertas en mucho tiempo. Tras tres décadas de sueldos estancados y un empeoramiento general del poder adquisitivo de la clase media, la Gran Recesión de 2008 dejó a muchas personas de veintipocos años sin trabajo. La tendencia general de estancamiento de los sueldos desde el año 2000, debida, en parte, a la falta de movilidad laboral, tampoco ha ayudado. Y cuando ya mirábamos desde lejos la crisis financiera, sufrimos la Gran Reclusión de 2020.
Muchos señalan a los millenials como una generación que ha tenido las “cosas fáciles”, y es un hecho que, en general, sí que han conseguido vivir mejor que sus padres; pero, por otro lado, no todo es color de rosa. Encontrar un trabajo estable, una vivienda asequible o una jubilación digna son algunos de los retos a los que se enfrentarán los millennials.
La independencia financiera
La prioridad financiera de muchos millennials ha sido generar suficientes ingresos como para poder independizarse y dejar de vivir con los padres. Sin embargo, dado el difícil contexto laboral al terminar los estudios, muchos se han encontrado con un mercado estático y complicado, y esto no siempre hace posible obtener sueldos más allá de los ingresos mínimos. Vivir con sueldos modestos lleva a vivir en un bucle de ingresar y gastar al día, ya que complica generar ahorro recurrente. Ser capaz de vivir de forma independiente es uno de los grandes pasos hacia la vida adulta.
La importancia de ahorrar e invertir… durante mucho tiempo
La mejor forma de preparar un buen futuro financiero es adquirir el hábito de ahorrar e invertir. Es verdad que, dadas las dificultades laborales enquistadas en España, es más complicado de lo deseable. Aun así, es el único camino seguro para alcanzar una cierta libertad económica. El sistema de pensiones público ha demostrado que no será capaz de mantener el poder adquisitivo de los contribuyentes con el paso de los años y, por tanto, generar un ahorro privado es fundamental.
Una de las reglas de oro de la inversión es la diversificación y con frecuencia se argumenta que la única manera “gratis” de mitigar el riesgo de nuestras carteras es a través de una adecuada diversificación de activos. Y otra de esas reglas esenciales es la importancia del horizonte temporal de largo plazo, algo con lo que, debido a su edad, los millenials cuentan sobradamente. El contar con un horizonte temporal dilatado es un factor que, a priori, ayuda a que se puedan asumir mayores riesgos, si bien aquí será aún más relevante conocer los objetivos de los millenials a la hora de invertir y su tolerancia al riesgo. Aunque a menudo es así, ser millenial no es sinónimo de amante del riesgo, y muchos de ellos presentan un perfil conservador.
Comprar una vivienda
La adquisición de una vivienda es una de las grandes metas de muchas familias jóvenes. Desde luego, supone un gasto muy importante en nuestra historia financiera y requiere de la apropiada planificación. En algunos casos, el alquiler puede ser una decisión más acertada financieramente, por lo que conviene tomarla seriamente en consideración, aunque hay que tener en cuenta que los tipos de interés actuales en mínimos históricos favorecen la financiación.
Las familias españolas históricamente han creado una parte importante de su patrimonio comprando su vivienda. Actualmente, se pueden contratar hipotecas con tipos de interés impensables hace algunos años, algo que en sí mismo debería ser un efecto facilitador para la adquisición de la vivienda. No obstante, también tenemos delante de nosotros un escenario incierto y esta falta de visibilidad también es clave para barajar con calma todas las alternativas.
Evitar deudas onerosas
Como hemos visto, una de las claves para poder invertir es generar ahorro de manera recurrente. Lo contrario de esto es acumular deudas, es decir gastar más de lo que ingresamos. Nunca hay que perder de vista que, en algún momento, el dinero prestado se tiene que devolver y, a pesar de la aparente facilidad que se nos ofrece en muchas ocasiones, la realidad es que, si no ponemos coto a este comportamiento, nos puede llevar a situaciones muy complicadas financieramente.
La formación y la educación
Una de las grandes ventajas de los millennials es que disponen de muchísima información de calidad a su alcance gracias a la digitalización del conocimiento. A la hora de hacer una adecuada planificación, es importante conocer los distintos tipos de productos, poder comparar para encontrar los más adecuados para nosotros, contar con herramientas adecuadas que nos faciliten la tarea… Sin todo ello, es muy complicado plantear con solvencia una adecuada planificación de nuestras finanzas. Pero la buena noticia es que toda esa información la tenemos a nuestro alcance, y es solo cuestión de aprovecharla al máximo.
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
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