En Lexiconómico de Self Bank explicamos los términos económicos desde un punto de vista sencillo, al alcance de todos los ahorradores. Aprovechando la presentación del plan estratégico de Repsol para 2016-2020, veamos en qué consiste este tipo de planificación y cómo afecta a la Bolsa.
¿Qué es un plan estratégico?
Un plan estratégico es un programa completo de actuación a corto, medio y largo plazo en el que las empresas establecen las líneas maestras de actuación para alcanzar unos objetivos futuros, asegurar su viabilidad y su crecimiento económico.
Un plan estratégico analiza todos los factores implicados en el desarrollo de la actividad empresarial y determina cómo debe evolucionar cada uno de ellos en un período establecido para que la empresa en su conjunto alcance sus objetivos. Podríamos enumerar algunos de los elementos a considerar en todo plan estratégico: inversión, financiación, I+D, producción, servicios, procesos productivos, distribución, logística, imagen y marketing, análisis de la competencia, etc.
Al mismo tiempo, refleja una instantánea de dónde se encuentra la empresa en el momento actual, analiza su entorno y la posiciona según sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas: competencia, evolución tecnológica, nuevos métodos productivos, situación económica global, regulaciones, cambios legislativos y de gobierno, recursos energéticos…
La planificación estratégica implica un modo de actuación global, por lo que para su elaboración se requiere información de todos los departamentos y niveles de la empresa antes de ser finalmente aprobado y publicado.
Simplificando todavía más la definición: un plan estratégico analiza la empresa en su conjunto, plantea sus objetivos para los próximos años y cómo debe actuar para lograrlos. Es decir, dónde está la empresa, dónde quiere estar y cómo conseguirlo.
Cumplir el plan estratégico y convencer a inversores
Además, mediante un plan estratégico una empresa trata de poner sobre la mesa todo lo que el inversor quiere saber para considerarla atractiva. Por un lado, para mantener a los actuales accionistas, y por otro, para que nuevos inversores se sientan atraídos y aporten nuevo capital.
Repsol presentó su plan estratégico para 2016-2020, en un año marcado por el precio del crudo en mínimos y dudas sobre los efectos de la compra de la petrolera canadiense Talisman, que fueron clave para su desplome en Bolsa.
En dicho plan la compañía detalla de qué forma optimizará su producción, sus inversiones y cómo utilizará sus recursos para, en el panorama adverso actual, seguir manteniendo el dividendo de sus accionistas.
Como en toda planificación estratégica, ahora queda lo más importante: comprobar cómo se desenvuelve la petrolera para cumplir sus promesas y cuánta confianza le dan los inversores. Hechos que se verán reflejados en su cotización en Bolsa.