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Pequeños inversores: En qué fijarse para elegir un fondo de inversión explicado por los niños

Ya vimos como nuestros pequeños inversores nos contaban con paralelismos cotidianos de lo más divertido en qué consiste exactamente un fondo de inversión. Toca ir un pasito más allá, sin dejar de lado la espontaneidad y la sencillez de los niños, para entender exactamente en qué tenemos que fijarnos para elegir un fondo de inversión entre los muchos que tenemos a nuestra disposición.

Seguramente alguna vez ha pasado por tu cabeza explorar el mundo de los fondos de inversión con el que tanta gente saca rendimiento a sus ahorros, pero te has visto desbordado por la inmensa diversidad de fondos que uno tiene para elegir. Ya dicen eso de que cuantas más opciones tenemos, más complicada es la decisión final. Pero hay que saber también que a mayor variedad de alternativas, más sencillo será encontrar realmente el fondo de inversión que encaja con nuestro perfil inversor y nuestras expectativas.

¿Echamos un vistazo a todos aquellos aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un fondo de inversión explicados por nuestros pequeños inversores?

Aprendiendo a elegir un fondo de inversión

Noah y Guille intercambian sus estrategias vendiendo los boletos para fin de curso y los resultados (dinero) conseguidos, anécdota que da pie a entender en qué consiste la rentabilidad de un fondo a lo largo del tiempo, uno de los puntos clave a la hora de escoger un fondo de inversión.

Clara, Sofía, Jaime y Pablo tendrán que deshacerse de un buen puñado de sus peluches (¿quién no recuerda esa ingrata tarea?), y para ello los separan en cuatro grupos, quedándose finalmente sólo con los peluches del primer grupo. Con esto uno puede entender lo que significan los cuartiles, esa clasificación de fondos de la misma categoría ordenados por su rentabilidad (donde en el primer cuartil están los mejores fondos).

Con Daniela y Adriana entenderemos que seguir a la niña que siempre lo hace bien en la clase de gimnasia es una garantía de hacerlo también bien nosotros, y con ese simple “truquillo” podemos entender en qué consiste el benchmark a la hora de valorar el rendimiento de un fondo comparado con otros similares.

De la diferente carga de deberes que le mandan cada día en el cole a Naya podremos entender el concepto de la volatilidad de los fondos de inversión, y de la mano de David y Noah y las recompensas que les dan sus padres por ayudar en casa podremos llegar a comprender el Sharpe Ratio que relaciona la rentabilidad de un fondo con su riesgo, del mismo modo que estos dos niños reciben diferente recompensa en función de las dificultades que plantean las tareas en las que ayudan en casa.

Pero ahí no se acaban los conceptos que uno debe conocer para poder escoger con criterio un fondo de inversión. También está el VaR, que es el máximo que puedes perder en tu inversión, y que nos aclaran Carlotta y Martín al explicarnos el máximo castigo que pueden recibir si no se portan bien; la beta del fondo, o variación de su rentabilidad en función de cómo varía el índice de referencia, del mismo modo que el hermano de Carlos hace todo lo que su hermano mayor hace; o el alfa del fondo, que mide la rentabilidad del fondo atribuible a la habilidad del gestor, y no al mercado, del mismo modo que Íñigo y Álvaro comparan las tartas de chocolate que han hecho sus respectivas madres, dando por supuesto que el chocolate es un ingrediente riquísimo en cualquier caso y la mano de cada cocinera es la que marca las diferencias.

Para terminar, Carlos e Íñigo nos explican qué es la divisa del fondo de inversión y cómo tener dólares que trajo papá de Estados Unidos sin saber cuánto valen es poco práctico, y Alfonso e Iván nos recuerdan las comisiones que se nos cobran por los fondos de inversión del mismo modo que uno tiene que pagar para subirse al autobús.

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