Los términos neto y bruto están siempre presentes en nuestro día a día. Aunque rápidamente asociamos estas palabras a los salarios y a la nómina de cada mes, también se aplican en otros ámbitos y su diferencia se nota en el bolsillo.
En términos generales podemos decir que la cantidad neta es la que resulta después de hacer algún cambio a la cantidad bruta. Neto = Bruto ± X, donde X puede ser un impuesto, una retención, deducción o cualquier otro ajuste.
Y en palabras escasamente técnicas, podríamos resumir que el neto es lo que entra o sale de nuestra cuenta bancaria o del bolsillo.
En el salario, voy a mirar si he cobrado ya la nómina
Es frecuente que cada final de mes estemos atentos para ver si hemos cobrado ya la nómina. En ese momento tenemos muy presente la diferencia entre bruto y neto. Como vimos en entendiendo la nómina de fin de mes: ¿qué estás pagando y para qué?, el importe que nos ingresan en la cuenta bancaria es el salario neto, es decir, el salario bruto (salario base, horas extra, bonus…) menos la cotización a la Seguridad Social y la retención del IRPF.
Cuando unos meses después tengamos que hacer la declaración del IRPF, quedará muy claro cuál ha sido nuestro sueldo bruto anual, qué parte se ha ido a Seguridad Social y cuánto salario nos han retenido durante el año.
Se nota en el bolsillo, porque el diferencial bruto – neto, no va a parar cada final de mes a nuestra cuenta bancaria. En los salarios, el importe neto es menor que el bruto.
En las facturas, cuánto he pagado este mes
Nos acaban de cargar en el banco la última factura de la luz , o del teléfono; entonces, para comprobar a qué corresponde ese importe nos vamos a la plataforma online de la compañía de luz o de telefonía, o miramos la correspondencia. Con la factura por delante, vemos el desglose de consumo y el total. Este sería el importe bruto. Sin embargo, lo que nos han cobrado, el importe neto, incluye otro concepto: el IVA.
En las facturas a pagar, el importe neto es mayor que el bruto.
En el supermercado, buscando el peso neto
También tenemos que tener presente el concepto de bruto y neto cuando vamos a comprar al supermercado. El precio que tiene marcado un producto es el que tenemos que pagar para adquirir su contenido y su envase. Para decidir correctamente si el precio es apropiado o no, deberíamos considerar su peso neto.
En el supermercado, el peso neto descarta el peso del envase.
Es todavía más evidente que la diferencia entre bruto y neto nos afecta al bolsillo cuando a diario, al comprar cualquier producto como consumidores finales, el precio que pagamos es el precio neto, es decir, precio bruto + IVA. Aquí también el neto es mayor que el bruto.
Y en otros ámbitos también están presentes neto y bruto. En las empresas, cuando nos referimos a margen bruto, o margen neto; en la cifra de ventas (bruta o neta), etc. En macroeconomía, lo más frecuente es usar el Producto Interior Bruto, o simplemente, PIB, pero en contabilidad nacional también se tiene en cuenta el PIN, o Producto Interior Neto.