Se preveía que los costes de los alimentos fueran elevados en 2022 debido a una combinación de impactos climáticos y del mayor precio de los fertilizantes y la energía. El conflicto en Ucrania lo ha complicado todo. Analizamos el cambio en el consumo de alimentos, como una megatendencia de inversión.
A continuación, revisamos las nuevas tendencias derivadas de la sostenibilidad y la salud, así como los problemas derivados del conflicto bélico en Ucrania: inflación y cambio en el consumo de alimentos.
A qué se debe el alza de precios de los alimentos
Recordemos que la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha llevado el precio del trigo a máximos históricos, que el índice de la FAO ha subido a niveles no vistos desde la crisis del petróleo de 1970 y que los mercados de futuros de las materias primas agrícolas sugieren que los precios todavía podrían subir más.
Las sanciones a Rusia y la guerra en Ucrania han reducido el 12% de todos los alimentos (cereales y aceite de girasol) que se negocian en el mundo, junto con un 30% del trigo global y un 25% de la cebada. Solo Ucrania ya produce cerca de la mitad del girasol que se consume en el mundo.
Los fertilizantes se encuentran unas tres veces por encima de su precio histórico medio porque Rusia es el principal exportador de nitrógeno para fertilizantes y es, junto con Bielorrusia, responsable del 40% de las exportaciones a la UE de potasa.
Como referencia, véase que una granja típica europea gasta un 5% de sus costes en fertilizantes, un 8% en energía y un 25% en alimentos. Sin duda, la crisis ha disparado sus gastos. En concreto, la inflación sobrevenida supone unos costes adicionales de entre el 10% y el 15%. De hecho hay países que han apostado por reducir el consumo de carne.
Cómo afecta la escasez y el alza de precios
La FAO habla claramente de hambruna en países sin alternativas a los cereales ucranianos. La UE habló también de frenar la sostenibilidad y de volver a explotar tierras (Farm to Fork Strategy) pero ella misma se lo impide.
Brasil apuesta por una mayor deforestación para poder alimentar al mundo y se plantea levantar las restricciones a las empresas mineras en territorios indígenas del Amazonas para obtener potasa. Brasil importa cerca del 80% de los fertilizantes que utiliza y el 20% proceden de Rusia.
En Marruecos, la sequía ha reducido la producción de trigo y cebada en un 70% y en India, la ola de calor va a reducir su ambición de elevar sus exportaciones de trigo.
Los problemas no empezaron y no terminarán con la guerra
Sin embargo, no todo empieza o termina en Ucrania. Según Chris Barrett, Profesor de Agricultura Internacional en Cornell University, solo hay una solución a largo plazo a la crisis alimentaria actual. “Si la guerra terminara mañana, los problemas fundamentales de los sistemas agrícolas globales no se irían. Existían antes y seguirán después”.
Y añade, “la única forma de solventarlos, es a través de innovaciones tecnológicas e institucionales que nos ayuden a producir más alimentos en menos tierra y con menos agua”.
Megatendencias en el sector agrícola
Los consumidores se mueven entre la demanda de una agricultura sostenible y una alimentación más sana.
Fertilización sostenible
De ahí que desde BNP Paribas recuerden que se estudian maneras de fertilizar a través de la electrólisis en vez de con fertilizantes, del reciclado de estiércol, con agricultura regenerativa y nuevas técnicas de producción.
Más productividad
Mientras, en Fidelity apuestan por la agricultura de precisión, que consiste en mejorar la productividad de la tierra y de las cosechas a través de una mayor vigilancia mediante GPS, previsiones meteorológicas más precisas o mejores semillas.
Por ejemplo, ajustando más las fechas de siembra, o llevando la producción del maíz en EE.UU. más al norte ante el cambio climático.
Granjas verticales
También, por las granjas verticales donde la temperatura se pueda controlar y no sean necesarios pesticidas ni herbicidas porque no habrá plagas, ni malas hierbas.
Revolución alimentaria
Y eso sin olvidar la evolución del foodtech o revolución alimentaria, una megatendencia que pasa por hacer que la industria de la alimentación sea más saludable y, de nuevo, más sostenible.
Por último, recordamos que hay fondos de inversión mediante los que se puede invertir en el sector de la alimentación a través de empresas internacionales especializadas y cotizadas en los mercados.
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Los resultados pasados no son un indicador fidedigno de resultados futuros.
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