Escuchamos hablar con frecuencia en los medios de comunicación sobre los cambios de los tipos de interés por parte de los bancos centrales. Sin embargo no todos los inversores entienden la importancia de los tipos de interés. El legendario inversor Warren Buffett ha llegado a decir que los tipos de interés son el equivalente a la fuerza de la gravedad en el mundo financiero: nada escapa a su influencia.
¿Qué es el tipo oficial?
De una manera simplificada podemos decir que el tipo de interés es el precio del dinero. Los encargados de estipular el tipo de interés oficial de una moneda son los bancos centrales. En el caso del dólar estadounidense, esta responsabilidad recae sobre la Reserva Federal (FED), mientras que en Europa es el Banco Central Europeo el encargado de marcar los tipos de interés del euro.
Los bancos centrales, al fijar el tipo de interés al que prestan el dinero a los bancos, influyen en los tipos de interés al que los bancos a su vez prestan a empresas y ciudadanos. Esto influye también en el interés que podemos obtener por nuestros depósitos bancarios.
Los tipos de interés de las principales economías en la actualidad (octubre 2017) son:
- Zona euro: 0%
- EEUU: 1,25%
- Reino Unido: 0,25%
- Suiza: 0,75%
- China: 4,35%
- India: 6%
- Japón: -0,1%
- Rusia: 8,5%
(Fuente: http://www.global-rates.com/interest-rates/central-banks/central-banks.aspx)
¿Cómo varía y quién decide su variación?
El mandato único del Banco Central Europeo es el de mantener la inflación bajo control. Esta perspectiva está claramente influenciada por la experiencia histórica europea, donde todavía quedan secuelas de la hiperinflación que se vivió con anterioridad a la segunda guerra mundial y las consecuencias que se sufrieron.
Sin embargo, en Estados Unidos el mandato de la Reserva Federal no sólo es de mantener la inflación bajo control, sino también la de velar por el buen funcionamiento económico. Puesto que ningún banco central puede actuar con indiferencia al resto de bancos centrales, en la práctica las políticas de subidas o bajadas de tipos de interés van bastante correlacionadas.
En la actualidad hemos vivido unos años con una inflación muy baja, por lo que los bancos centrales han mantenido una política de tipos de interés anormalmente bajos (desde la perspectiva histórica) para incentivar el crecimiento económico.
¿Cómo afecta a nuestras inversiones: cuándo sube o baja la rentabilidad?
En finanzas el tiempo es siempre una variable clave. Todos entendemos que no nos debería de dar lo mismo tener 100€ hoy, que 100€ de aquí diez años. Tendrán mucho más valor los 100€ hoy. El dinero hoy lo podemos invertir, produciendo más dinero en el futuro. Igualmente la inflación irá arañando el poder adquisitivo del dinero a lo largo del tiempo, de manera que en diez años con esos 100€ podremos comprar menos bienes y servicios. Teniendo en cuenta este factor de valor temporal del dinero, entendemos más fácilmente que los tipos de interés son cruciales en el sistema económico. Funcionan como una referencia de cuánto de más valen esos 100€ hoy que dentro de unos años.
Si puedo depositar dinero en un banco a 10 años a un tipo de interés de 2% anual, en la práctica esto marca un mínimo de rentabilidad que debería de estar dispuesto a aceptar por mis inversiones. Puesto que estoy casi al 100% seguro que voy a obtener ese 2% de rentabilidad, debería descartar cualquier inversión que me aporte menos de ese 2%. La otra cara de esta misma moneda es que si los tipos de interés son extremadamente bajos, a poca rentabilidad que ofrezcan otros activos, ya parecen atractivos en comparación
Muchos analistas y economistas han advertido en los últimos años de que la renta variable global está cara en relación a sus múltiplos históricos. Esto sin duda es cierto. Pero también es cierto que los tipos de interés nunca han estado tan bajos durante tanto tiempo, y esto tiene consecuencias sobre la valoración de los activos. Muchos inversores que no se conforman con la escasa rentabilidad que ofrecían los depósitos, las Letras del Tesoro o los Bonos del Estado, han buscado en la bolsa mayores retornos a sabiendas de que se trataba de una clase de activo mucho más arriesgada. Esto ha provocado que la bolsa subiese de manera ‘artificial’, por llamarlo de alguna manera.
Veamos un ejemplo:
Imaginemos que una empresa se plantea comprar por 100 millones de euros otra compañía que produce un beneficio anual de 5 millones de euros. Si disponemos de 100 millones de euros, comprando el negocio obtendríamos un 5% de rentabilidad anual sobre nuestra inversión. ¿Nos interesa realizar esta inversión?
A estas alturas, el inversor avispado ya sabrá que la respuesta apropiada es: “depende”.
Veamos tres posibles escenarios de diferentes niveles de tipos de interés para observar las implicaciones.
Tipos de interés bajos (0-2%):
En una situación donde el banco apenas le ofrece rentabilidad por su dinero, el 5% parece una buena opción. Evidentemente el 5% que obtendrá invirtiendo en la empresa es mucho menos seguro que el dinero que le daría el banco o un bono. Puede que gane más de ese 5% o puede que gane menos. En cualquier caso la inversión será interesante en el momento en que el diferencial de la rentabilidad de las diferentes opciones compense adecuadamente el riesgo en el que se incurre.
Tipos de interés “normales” (3-6%):
Si tomamos como referencia de la media histórica entre el 3 y el 6%, la inversión en la empresa parece mucho menos atractiva. A no ser que tengamos muy claro que los beneficios de la empresa van a aumentar en el futuro, probablemente debería exigir un precio de compra más barato. Si la misma empresa que genera 5 millones al año la pudieran comprar por 50 millones en lugar de 100, nuestra rentabilidad sería mucho más atractiva. En esa circunstancia obtendría un 10% de rentabilidad comprando el negocio.
Tipos de interés altos (>7%):
En estas circunstancias comprar una empresa que aporta un 5% de rentabilidad sería claramente un error. ¿Qué sentido tendría comprar algo que va a rentar un 5% cuando pueden obtener un 7% o más “sin riesgo”? La única circunstancia que les debería de hacer considerar esta opción de inversión es si están muy seguros de que los beneficios de la empresa aumentarán en el futuro lo suficiente como para compensar la relación precio/beneficios que están pagando.