En los últimos días, tras la compra de la entidad suiza Credit Suisse por parte de la también helvética UBS, se está hablando mucho sobre los bonos convertibles contingentes, conocidos como CoCos en la jerga financiera.
Según el acuerdo, UBS pagará 3.000 millones de francos suizos a los accionistas de Credit Suisse, en forma de acciones de UBS. Mientras tanto, los tenedores de CoCos emitidos por Credit Suisse perderán la totalidad de su inversión. En las siguientes líneas explicamos en qué consisten estos instrumentos financieros conocidos como CoCos.
Los Cocos son bonos convertibles contingentes, son un producto híbrido a medio camino entre deuda y capital, con la posibilidad de convertirse en acciones de la entidad si se cumplen ciertas condiciones. Son utilizados principalmente por el sector bancario.
Diferencias con Bonos convertibles
Alguien se preguntará qué diferencias hay con los bonos convertibles normales. En primer lugar, éstos son emitidos por todo tipo de empresas, no sólo por la banca. Y en segundo, los bonos convertibles convencionales dejan al inversor la potestad de convertir en acciones o no, o bien son obligatoriamente convertibles, comprometiendo a ambas partes. En este último caso, estamos comprando acciones de la empresa en diferido y cobrando un tipo de interés mientras no convertimos.
Cuándo se convierten los bonos
En cambio, los CoCos se convierten automáticamente en acciones en determinadas circunstancias, principalmente ligadas a la buena salud financiera de la empresa (en general ratios de Basilea como el Tier o el capital total). Además, el regulador (Banco Central Europeo) puede obligar la conversión si considera que la situación de la entidad es mala y de esa forma se mejora su capital.
Por qué han tenido tanto éxito los CoCos
Los CoCos han entusiasmado a los reguladores y a los bancos necesitados de capital. El motivo es que es una forma de mejorar su capitalización en caso de problemas de forma diferida.
Es decir, se emite como deuda, pero una deuda que en caso de problemas se convierte en capital ordinario, de forma que los inversores tienen el riesgo de pasar a ser “dueños” de la empresa, y por tanto tener que asumir las potenciales pérdidas si las hubiera, perdiendo el rango de cobro de la deuda (los accionistas son los últimos en cobrar en caso de liquidación). Este potencial inconveniente para los compradores de los CoCos es compensado por los altos tipos de interés (cupones) que suelen otorgar.
Cómo afecta al capital y a la solvencia
Los Bonos Convertibles contingentes computarán como capital de nivel 1 adicional según la normativa europea de recursos propios Basilea III. Estos instrumentos deberán estar emitidos con carácter perpetuo, cuyo cupón de pagos sea discrecional y pueda ser cancelado en cualquier momento por cualquier razón. El regulador tiene una amplia potestad sobre ellos para garantizar la buena salud de la entidad. Esto hace que, en caso de que la entidad emisora de los CoCos se encuentre el problemas, antes de cargar el coste de un eventual rescate bancario a los contribuyentes, sean los tenedores de CoCos quienes asuman antes esas pérdidas.
En el caso de lo sucedido con Credit Suisse, se ha dado un caso especial: los accionistas, si bien han sufrido pérdidas, no han perdido la totalidad de la inversión, ya que recibirán 3.000 millones de francos suizos en acciones de UBS. Mientras tanto, los tenedores de de los CoCos (por valor de 17.000 millones de francos suizos) han perdido la totalidad de su inversión, con el fin de liberar de esta carga al comprador (UBS).
Esto crea un precedente, ya que teóricamente los primeros en asumir pérdidas son los accionistas. Es decir, los tenedores de CoCos están por encima de los de acciones en el orden de prelación. Esto puede provocar un reajuste en los precios de los bonos convertibles contingentes, lo que implica un mayor coste de financiación para las entidades bancarias. Al percibir los inversores que los CoCos pueden tener un riesgo más alto de lo que se estimaba, también pueden exigir un tipo de interés más alto por estos instrumentos.
Se consideran productos complejos, y por tanto no son aptos para inversores particulares (el nominal habitual mínimo es 100.000€). Los principales destinatarios de estos vehículos de inversión son institucionales.
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