En este Día Internacional del Libro vamos a recordar cinco obras esenciales de economía. Ejemplares que no pueden faltar en una estantería de su biblioteca personal o en su despacho. Las reflexiones de los grandes iconos son los cimientos de las nuevas generaciones de economistas, porque su esencia sigue vigente en las grandes decisiones económicas de la actualidad.
Los grandes economistas de cada generación caminan sobre los pasos que dieron intelectuales del pasado y recogieron en sus teorías económicas. Los tiempos cambian y llegan nuevos pensadores que han asimilado la exposición de ideas de los economistas clásicos, han observado cómo se han convertido en políticas económicas y han analizado su impacto. La economía es una ciencia en constante evolución, con los pilares del pasado estudia cómo hemos llegado hasta el presente y proyecta un camino para alcanzar un futuro mejor.
Adam Smith: La riqueza de las naciones (1776)
Quién no ha escuchado alguna vez “la mano invisible” de Adam Smith, pues el escocés la introdujo en su Teoría de los sentimientos morales de 1759 junto con los principales fundamentos de sus obras posteriores. Por su aportación tan completa y temprana se le conoce como el padre de la economía.
Smith promulga el liberalismo económico. Detrás de toda actividad está el interés propio de las personas y estas, con su trabajo, generan la riqueza de una nación. El mercado es la clave y el control político debe ser mínimo para que los precios se configuren libremente y de forma automática, como si hubiera una mano invisible que regula el sistema, el equilibrio entre oferta y demanda.
La riqueza de las naciones es una obra íntegra, que trata prácticamente todos los ámbitos económicos de los inicios de la Revolución Industrial: salarios, tipos de interés, política, comercio, endeudamiento, etc.
Karl Marx: El capital (1867)
La obra del filósofo alemán se divide en tres volúmenes, publicados por primera vez entre 1867 y 1883, los dos últimos a título póstumo. Es un trabajo de lectura densa y muy extenso sobre filosofía, economía y política que, en esencia, critica la economía política; polémica y repleta de denuncia social, donde Marx incide en que el capital controla la sociedad moderna.
El primer tomo expone el método productivo capitalista, sus componentes fundamentales y, de forma muy teórica, el funcionamiento del sistema productivo. El segundo se centra en la circulación de esa producción, el mercado. El tercero concluye las consecuencias del sistema capitalista y formula los ciclos económicos tan característicos del capitalismo.
John M.Keynes: Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936)
Keynes apoya el estímulo y la intervención de la economía por parte de los estados como medida para superar las crisis. No hay que olvidar el escenario en el que el economista británico lanzaba su obra, tras la Gran Depresión de 1929. Más concretamente, la teoría keynesiana o revolución keynesiana, en contraposición al principio de no intervención económica, defiende que en épocas de recesión el sector público puede incrementar sus gastos —aunque suponga más déficit en primera instancia— para incrementar la demanda agregada: la economía debe encontrar un equilibrio en que el ahorro no supere a la inversión.
En su Teoría General, Keynes, estudia la relación entre la demanda de ahorro, inversión y liquidez; señala al desempleo y a la deflación como los causantes de la escasez de demanda de los años treinta en Estados Unidos. Para acabar con la crisis, su solución apuntaba a estimular la demanda.
Ludwig von Mises: La acción humana (1949)
El historiador y economista nacido en la actual Ucrania, critica el uso exclusivo de las matemáticas y la observación de cifras económicas y sitúa el comportamiento humano en el centro de la teoría económica. Según Mises, los datos registrados son la base de la historia económica pero no sirven para comprender la racionalidad del ser humano, ni mucho menos para predecir su comportamiento.
Como propugna la Escuela Austriaca, las acciones de los individuos buscan de forma racional maximizar su bienestar individual. Este debería ser el verdadero objeto de cálculo de la economía: la acción del ser humano, la elección entre los mejores medios disponibles para lograr sus objetivos. Lógicamente implica subjetividad, queda lejos del análisis matemático y no siempre es cuantificable en términos económicos sin recurrir a otras ciencias sociales.
Joseph Schumpeter: Historia del análisis económico (1954)
Schumpeter fue un reconocido economista austriaco, también ministro de finanzas y académico en la universidad de Harvard. Es considerado el libro imprescindible para recorrer la historia de la economía, partiendo de la Antigua Grecia, siguiendo por los clásicos ingleses y los principios científicos de la economía hasta la Primera Guerra Mundial y las ideas económicas más recientes.
El autor resalta en su Historia del análisis económico la diferencia entre la historia de la economía, que analiza lo sucedido en retrospectiva, sobre hechos ya acontecidos, y la ciencia de la economía, que se preocupa por solucionar los problemas que están por acontecer.
Grandes mentes, grandes libros, mucha economía para leer y aprender
Estos libros han pasado por las manos de la mayoría de los que estudiamos economía en bachillerato y con más profundidad en la universidad. Página a página absorbimos el conocimiento de estos grandes pensadores económicos. Pero no son los únicos. No podíamos concluir este repaso literario sin recordar a Walras, Samuelson, Friedman, Ricardo, Ferguson, Galbraith o Krugman, entre otros muchos autores de valiosísimas aportaciones.
Quizá haya olvidado ya aquellas teorías que hace años grabó tan bien en su memoria, aunque la base no se ha perdido, sigue ahí, ayudándole a entender qué hay detrás de las grandes políticas económicas y, en general, permitiéndole asimilar mejor cómo funciona el mundo de las finanzas.