Las pensiones son uno de los temas más tratados en la actualidad económica, y esta tendencia es probable que continúe durante los próximos años, al requerir en el caso de España una nueva reforma del sistema de pensiones para garantizar la sostenibilidad del sistema, considerando la esperanza de vida y las condiciones económicas actuales. En ese contexto, es muy posible que hayas oído hablar de la tasa de sustitución. Hoy vamos a analizar qué es y cuál es el caso español.
Qué es la tasa de reemplazo o de sustitución
La tasa de sustitución mide el porcentaje de ingresos que tiene un jubilado cuando inicia su jubilación, comparado con el salario que obtenía cuando era un trabajador activo.
Cómo funciona
Se trata de un dato que trata de medir la cobertura que tienen las pensiones para mantener el poder adquisitivo. En un mundo ideal, dicho porcentaje debería ser elevado y tendente a 100%, pero la realidad es que la media de los países de la OCDE es muy inferior. También depende si nos encontramos con un sistema de reparto como el español o de capitalización.
Cómo se calcula
Se calcula comparando el salario previo a la jubilación con la pensión que recibimos. Si antes de jubilarnos ganamos 2.500€ y la jubilación que nos queda asciende a 1.250€, nuestra tasa de sustitución es del 50%.
Para qué sirve
En teoría, se trata de un ratio que permitiría comparar los diversos sistemas de pensiones, pero en la práctica es complejo, ya que hay sistemas como los nórdicos que permiten complementar la pensión obligatoria (en Suecia, por ejemplo), mientras en países como España sólo se contempla la obligatoria.
Con datos de 2015, España tenía un ratio muy elevado comparado con los países de nuestro entorno según el informe de la OCDE. La media de la OCDE es del 52%, y si miramos por países cercanos:
-España 82%
-Francia 55%
-Portugal 74%
-Italia 69%
-Alemania 37%
-Reino Unido 30%
En España
Como hemos visto, España puede considerarse un país generoso, aunque las reformas aprobadas tienden a reducir el ratio. Ya en 2016 baja al 74% y se prevé que en 2060 baje al 50%. Por tanto, se espera que en términos reales tendamos a la media de la OCDE. Eso se produce por la limitación de las subidas al 0,25% (efecto de la inflación), y por el incremento del período de cálculo del importe de la pensión.