mejor reloj del mundo

La historia secreta del mejor reloj del mundo

Dentro de la manufactura y la alta joyería suiza, un nombre siempre destaca sobre el resto. Napoleón Bonaparte, Sergei Rachmaninoff, George Washington, el rey Fernando VII de España, el escritor Víctor Hugo o hasta el mismísimo Zar Alejandro I de Rusia fueron propietarios de algunos de los más selectos relojes de la casa Breguet. En el siguiente post contaremos la historia secreta del mejo reloj del mundo.

Hoy son muchos los enamorados del Breguet Classique Tourbillon Extra-Plat Squelette 5395, la última demostración de cómo un reloj puede transformarse en una obra de arte absoluta para llevar en la muñeca. Pero comencemos por el principio.

El torbellino del tiempo

El 26 de junio de 1801 fue un día histórico para el mundo de la relojería: tras diez años de experimentos, Abraham-Louis Breguet patentó el tourbillon. Un torbellino que alude a la analogía del Gran Relojero Universal redactada por Voltaire y un mecanismo de regulación que contrarresta la fuerza de la gravedad ejercida sobre los propios movimientos del reloj.

Un brote de ingenio, sin duda: esta fuerza se fuga por una diminuta jaula móvil, realizando una rotación completa cada minuto. Una especie de cámara de descompresión para obtener la precisión máxima. Y un prodigio mecánico del que apenas sacó partido: Breguet vendió 35 relojes durante toda su vida. Así de complejo es.

mejor reloj del mundo Sympathique
Sympathique.

Algunos años antes, en 1793, Breguet construyó el Sympathique, el primer reloj portátil con cronómetro, capaz de extraerse para usarse como reloj de bolsillo y ensamblarse cada noche en un reloj de mesa. Mediante este sistema de acople ambos relojes se sincronizaban y, a la siguiente mañana, el usuario podría volver a usarlo con el ajuste pertinente. Fue tildada de idea mágica y solo existieron cinco modelos durante la vida del relojero, en manos de propietarios tan ilustres como Mahmud II, Sultán del Imperio Otomano, o Jorge IV de Inglaterra.

Ahora avancemos dos siglos, hasta 2018. No contentos con desarrollar el tourbillon automático más delgado jamás fabricado —en 2013, con el Extra-Thin Automatic 5377—, los herederos de Breguet deciden replantear todo el modelado. El Calibre 581 se libra del 50% de los elementos de la platina y logra ensamblar en este complejo mecanismo un tourbillon de apenas 3 milímetros de grosor. Un reloj extraplano —de 7,69 milímetros, gracias a su bobinado periférico— compuesto con 325 componentes y 33 rubíes.

Las ropas del emperador

El reloj que lo monta es una pieza de excepción, el Classique Tourbillon Extra-Plat Squelette 5395. Este prodigio es resultado de más de 100 patentes registradas durante los últimos 15 años. Su jaula, basada en titanio, apenas pesa 0,290 gramos. Su escape, en silicio, se concede el lujo de acodarse para ahorrar espacio, lo que comúnmente se llama “cuerno”. Puede apreciarse en detalle en la siguiente foto.

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Y ese squelette, como es obvio, hace referencia a un movimiento esqueletado: no hay nada que esconder salvo virtud. Todos los puentes, en oro de 18 quilates son calados y decorados con distintos motivos geométricos. Sobre el resto de la platina puede apreciarse un guilloché a mano, tallado con punta de diamante, de Clous de Paris.

Por cierto, el texto “Brevet du 7 Messidor An 9” que se aprecia en la anterior foto se refiere a la fecha de patente del tourbillon. ¿Y qué significa? Hace referencia al calendario republicano francés utilizado durante la Revolución Francesa. Es decir, el séptimo día del décimo mes del noveno año o, lo que es lo mismo, el 26 de junio de 1801.

Un delicado entramado de líneas que se cruzan y culminan con la esfera de cristal de zafiro ligeramente abovedado y esmerilado, para facilitar la legibilidad de los números romanos, agujas à pomme évidée en acero azulado y minutería grabada a láser y rellena con barniz azul. En este apartado es común encontrarse con decoraciones en altorrelieve. En cambio, la casa Breguet puede identificarse, además por su icónico azul cobalto, por este minimalismo de relieves pulidos. Huelga decir que tanto el logo como el número de serie son grabados a mano, uno a uno.

Decía George Daniels en su documental ‘The Art of Breguet’ que el padre de la relojería moderna respondía a preguntas que aún no habían sido formuladas. El 5395 no huye de las raíces clásicas, al contrario: hereda con orgullo su legado mediante bordes biselados minuciosamente —a mano, usando limas con recubrimiento de diamante— y un diseño transparente que permite la entrada de luz para apreciar los movimientos desde distintos ángulos. Los tornillos o “uñas” también son avellanados y pulidos.

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Como su propia web indica, el 5395 se encuentra actualmente disponible por 219.500 euros en oro rosa y 234.500 euros en platino, mucho más lucido en movimiento. Ambas cajas, de 41 milímetros rematan con una correa, en piel de aligátor con hebilla a juego, que destaca por su tacto curado y resistencia excepcional. No en vano es un reloj con resistencia al agua hasta los 30 metros.

Un reloj que no bate ningún récord, sino que prioriza el equilibrio. Durante años, los relojeros que apostaban por tourbillones esqueléticos entregaban relojes gruesos de gran estructura. Construir un prodigio como el Tourbillon Extra-Plat Squelette 5395 requiere una pericia extraordinaria en distintos apartados de construcción. Es la suma de todos ellos la cual confiere esta excelencia.

Imágenes: Breguet.