Sin lugar a dudas, la cuesta de enero es uno de los conceptos más oídos con cada nuevo año que empieza, y no se trata únicamente de un término español, pues diversos países latinoamericanos lo usan para referirse a lo que nos espera a partir del 1 de enero.
Aunque originalmente el término hace referencia a la subida de precios que sufren la mayoría de servicios y productos con la entrada del nuevo año, son muchos los que a este fenómeno le suman las dificultades de afrontar el arranque de un nuevo año después de unas semanas con tanto gasto extraordinario como acostumbran a ser las fechas navideñas.
Es un hecho que en países como España, con multitud de servicios públicos cuyos precios son regulados por la legislación y se actualizan cada 1 de enero, el poder adquisitivo de sus habitantes decrece desde el mismo momento en el que es más caro el transporte público, las tasas, los peajes, la luz, el gas, el agua…
Afrontar la cuesta de enero con prudencia
Es por ello que la cuesta de enero requiere de un ejercicio ahorrador importante para ser capaz de contener el gasto de una forma mucho más intensiva que el resto del año, pues es posible que la cuenta bancaria esté en esas fechas algo perjudicada por los gastos navideños.
Entre los muchos consejos que nos ayudarán a superar la cuesta de enero de una forma mucho más llevadera están todos los que cuelgan de la idea común de ser prudente con los gastos, evitar la impulsividad en las compras y, sobre todo, gastar con criterio y a poder ser en base a un presupuesto de gastos personal pensado específicamente en base a nuestras necesidades reales y nuestra situación financiera a principio de año.
Las rebajas que todos los comercios inician en enero para eliminar todo el stock que no pudieron vender durante las fechas navideñas son sin lugar a dudas un buen aliado para poder controlar nuestros gastos, aunque también son un peligroso reclamo al consumismo si no somos capaces de contener nuestros deseos de comprar productos de manera impulsiva.