Han sido unos años muy duros para toda la banca europea. La nueva normativa y un entorno económico negativo han impactado en la línea de flotación de las entidades financieras. Los supervisores bancarios, el Banco Central Europeo y el Banco de España, mantienen la tensión en la industria con sus peticiones de esfuerzos de consolidación y mayores comisiones. Y unos tipos de interés en mínimos que presionan a la baja los márgenes.
Además, los rumores sobre prácticas poco correctas por parte de algunas entidades manipulando datos y cifras (euribor, Eonia, LIBOR…) han generado una oleada de desconfianza entre los clientes. Muchos bancos están claramente de capa caída en Europa: el prestigioso banco alemán Deutsche Bank podría llevar a cabo una fusión defensiva con Commerzbank, y en Italia se habla de una posible integración de UniCredit con el francés SocGen.
Los alemanes no han hecho los deberes y si el Commerzbank ha salido ya del selectivo de la bolsa alemana, el DAX, el Deutsche ha sido expulsado del índice paneuropeo EuroStoxx 50. Su pérdida de rentabilidad se ha traducido en la pérdida de interés por parte de los inversores.
¿Y en España?
Aunque nadie es ajeno a los vaivenes del mercado, un reciente informe de la AEB (Asociación Española de Banca) indica que nuestras entidades han sabido mantener los ingresos por comisiones, frente a una mayor presión por los ingresos, y han logrado precios más competitivos para el cliente que otros mercados, respetando su elevado nivel de servicio.
El mercado español no lo ha puesto fácil.
Es un mercado maduro, con un alto nivel de bancarización, muy concentrado en el ámbito nacional, pero con una elevada competencia en pequeños mercados y con usuarios muy exigentes con sus servicios.
Además, los bancos españoles han tenido que adaptarse a la digitalización, afrontando un nuevo escenario con nuevos competidores tecnológicos y nuevos clientes de banca (millennials) con nuevos requisitos. Más la lógica persistencia de un entorno de tipos de interés históricamente bajos.
Banca española vs. banca europea
La AEB ha comparado el precio de los servicios transaccionales básicos en España con respecto a otros países para hacer una comparativa de los servicios bancarios prestados en los diferentes países del Viejo Continente. Y ha llegado a la conclusión de que España es el segundo país más barato de Europa en la prestación de servicios básicos, tanto en la banca tradicional, como en la online.
El nuestro es el país que ofrece un mayor número de servicios bancarios a sus clientes y el de mayor número de servicios gratuitos. Pero, sobre todo, el número de canales para operar está muy por encima del que ofrecen los demás bancos europeos.
Casi todos los servicios están libres de comisiones
Todo esto se traduce en que no cobran, por ejemplo, comisiones por apertura, mantenimiento y cancelación de cuenta, aunque eso tú ya lo sabes, si trabajas con Self Bank. Según la encuesta, la banca española no cobra un 76 por ciento de los servicios ofrecidos, cifra por encima de la media de los países analizados (72 por ciento). Portugal, en el extremo opuesto, sólo ofrece un 47 por ciento de servicios gratuitos.
Así lo refleja el informe realizado por la AEB: “las entidades europeas están adaptando su propuesta de valor a las nuevas preferencias de los clientes a través de servicios digitales innovadores”, como pueden ser los servicios de asesoramiento automatizados del tipo robo advisors, soporte a clientes a través de apps, asistentes online para facilitar la operativa o la geolocalización de los gastos del cliente, etc. Y lo están haciendo sin perder rentabilidad o calidad de servicio.