Cada vez más inversores se preocupan por las consecuencias de sus decisiones, más allá de la rentabilidad que generan. En los últimos años la industria financiera ha desarrollado una variedad de formas de medir este impacto, teniendo en cuenta e incorporando parámetros éticos al proceso de inversión. La rentabilidad no tiene por qué estar reñida con estas sensibilidades. Entender la nomenclatura y sus características nos ayudará a poder escoger inversiones adecuadamente.
Muchos inversores queremos no sólo ganar dinero, sino que nuestro patrimonio sirva para tener un impacto positivo en el mundo en el que vivimos. La inversión socialmente responsable no ha dejado de crecer en los últimos tiempos. Cada vez hay más fondos y vehículos de inversión que buscan distinguirse por sus estrategias y valores a la hora de invertir. Así que resulta necesario especificar qué significa cada concepto en este ámbito para poder comprender a qué nos estamos refiriendo.
En la industria financiera se suele hablar de ESG (Environmental, Social and Governance), SRI (Socially Responsible Investing), e Impact Investing de forma intercambiable. Pero realmente cada término tiene una serie de características concretas. Veamos qué significan y cómo diferenciarlos:
Environmental, Social and Governance, inversión ESG
El acrónimo ESG, proviene del inglés Environmental, Social and Governance, que podemos traducir como medioambiental, social, y gobernanza. Se refiere a factores que podrían tener un impacto significativo en el comportamiento económico de una inversión. La integración de los factores ESG en los análisis financieros se utiliza para identificar potenciales riesgos y oportunidades, más allá de las valoraciones técnicas.
Aunque un análisis ESG tiene implicaciones de conciencia social, sigue siendo principalmente un ejercicio con objetivos de rentabilidad económica. Porque se considera que una buena puntuación en factores clave de ESG conduce a una alta rentabilidad, mientras que una calificación baja de factores ESG puede mermar los retornos de una inversión. Algunos ejemplos de factores que se suelen observar en ESG:
- Medioambiental: consumo energético, contaminación, cambio climático y gestión de residuos.
- Sociales: derechos humanos, explotación infantil, prevención de riesgos laborales y conciencia social.
- Gobernanza: calidad de la directiva, independencia del consejo, conflicto de intereses y transparencia.
Socially Responsible Investing, inversión SRI
Cuando vemos menciones en productos financieros a SRI, se refiere a la inversión socialmente responsable (en inglés: Socially Responsible Investing). Va un paso más allá de ESG, eliminando activamente o seleccionando inversiones de acuerdo a unos requisitos concretos de trasfondo ético y moral.
El motivo subyacente podría ser religioso, de creencias personales, o de creencias políticas. Al contrario de ESG, que se utiliza para la realización de los análisis, SRI utiliza los factores descritos de ESG para seleccionar o descartar activos de una cesta de inversión.
Por ejemplo, un inversor con convicción antibélica puede decidir evitar cualquier ETF o fondo de inversión que invierta en empresas de producción armamentística. De igual manera, un inversor puede decidir invertir un porcentaje concreto de su patrimonio en empresas que contribuyan a causas benéficas.
Algunos de los criterios que suelen descartar los filtros de SRI son negocios relacionados con:
- Alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas.
- Juego.
- Armamento.
- Afiliaciones terroristas.
- Violación de derechos humanos y de trabajadores.
- Daño medioambiental.
Para aquellos inversores que quieren limitar sus inversiones a empresas socialmente responsables generar beneficios sigue siendo importante, pero debe de estar en equilibrio con sus principios. El objetivo aquí es generar rentabilidad sin renunciar a una conciencia social.
Impact Investing, inversión de impacto
La noción de inversión de impacto, expresión tomada del inglés Impact Investing, implica que las inversiones deben tener un impacto positivo de alguna forma en la sociedad. Por tanto, el objetivo principal de la inversión de impacto es ayudar a una empresa a lograr objetivos que sean beneficiosos para la sociedad o el medioambiente. Un ejemplo de inversión con impacto sería invertir en una ONG dedicada al desarrollo de energías limpias, independientemente de que el éxito en sus iniciativas esté o no asegurado.
Conclusión
Cada vez es más común que los inversores sean conscientes de las consecuencias de sus inversiones, más allá de la rentabilidad. Es una tendencia que va en aumento, sobre todo entre los inversores más jóvenes. El conocimiento de las nomenclaturas específicas que utiliza la industria financiera, como ESG, SRI o Impact Investing, nos ayudará a poder estructurar nuestra cartera teniendo en cuenta este tipo de factores.
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
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