Al comprar acciones de una empresa estamos invirtiendo en ella y adquiriendo una parte de su negocio. Si la empresa genera beneficios en el futuro y gana dinero, saldremos beneficiados como accionistas, ya sea cobrando dividendos o mediante la revalorización del precio de la empresa.
Es lógico que los inversores centren por tanto su mirada en la cuenta de resultados de una empresa y se fijen en los beneficios actuales. Una de las métricas más populares a la hora de estimar si una empresa está cara o barata es el PER. El PER hace justamente esto: relaciona el precio que pagamos por las acciones con el beneficio que ha generado la empresa por acción. A veces se utiliza el beneficio del año anterior y a veces se utiliza el beneficio que estiman los analistas que la empresa obtendrá en el año en curso.
Uno de los problemas con utilizar el PER sin investigar mucho más es que los beneficios recientes no tienen por qué ser los que la empresa obtendrá en el futuro. Como norma general el PER es útil cuando una empresa tiene beneficios recurrentes y sostenibles. Pero la realidad muchas veces no es así.
El buen inversor debe poner atención y considerar cuáles serán los beneficios futuros.
Aunque predecir el futuro no está al alcance de nadie, sí que es posible entender algunas dinámicas importantes para formar expectativas razonables. Nunca tendremos certeza, pero con las inversiones la mayoría de veces nos irá razonablemente bien si evitamos grandes errores.
El mercado suele seguir los resultados empresariales de cerca, mirando los resultados presentados trimestralmente. Pero este relativo cortoplacismo no siempre refleja fielmente la realidad de la empresa y su negocio. A la hora de intentar entender cómo puede evolucionar el beneficio de una empresa hay algunas características de la cuenta de resultados que nos pueden guiar.
Gastos fijos vs. Gastos variables.
La estructura de la cuenta de pérdidas y ganancias de una empresa es a grandes rasgos esta:
– Empieza con las ventas que se han producido (todo lo que la empresa ha ingresado en concepto de ventas).
Pero la realidad muchas veces no es así.
El buen inversor debe poner atención y considerar cuáles serán los beneficios futuros.
Aunque predecir el futuro no está al alcance de nadie, sí que es posible entender algunas dinámicas importantes para formar expectativas razonables. Nunca tendremos certeza, pero con las inversiones la mayoría de veces nos irá razonablemente bien si evitamos grandes errores.
El mercado suele seguir los resultados empresariales de cerca, mirando los resultados presentados trimestralmente. Pero este relativo cortoplacismo no siempre refleja fielmente la realidad de la empresa y su negocio. A la hora de intentar entender cómo puede evolucionar el beneficio de una empresa hay algunas características de la cuenta de resultados que nos pueden guiar.
Gastos fijos vs. Gastos variables.
La estructura de la cuenta de pérdidas y ganancias de una empresa es a grandes rasgos esta:
– Empieza con las ventas que se han producido (todo lo que la empresa ha ingresado en concepto de ventas).
– Se van descontando todos los gastos en los que la empresa ha incurrido para generar esas ventas. Estos gastos van desde el coste de materias primas, pasando por los gastos de personal, operativos, financieros, etc.
– Finalmente se paga impuestos sobre el beneficio obtenido, y lo que queda tras haber pagado todo es el beneficio neto que ha obtenido la empresa en el periodo.
Teniendo esto en cuenta podemos observar el siguiente fenómeno: Si los gastos de una empresa son muy fijos (no varían mucho en función de la cantidad de ventas que consigue la empresa), en el momento en que la cifra de negocios (ventas) oscile, el efecto sobre el beneficio neto será muy grande.
Por el contrario, si los gastos son flexibles y variables, las oscilaciones en el beneficio neto serán menos bruscas.
Veamos un ejemplo contraponiendo dos empresas:
En primer lugar veamos una empresa que tiene gastos fijos importantes (que permanecen parecidos independientemente de las ventas que logre)
Año 1
Ventas: 100M
Gastos: 80M
Beneficio Neto: 20M
Año 2
Ventas: 90M
Gastos: 80M
Beneficio Neto: 10M
Observamos que con una caída del 10% de las ventas (de 100M a 90M), el beneficio neto ha caído un 50% (de 20M a 10M).
Si por el contrario los gastos de la empresa son variables, y guardan una proporción constante con las ventas, el efecto en los beneficios es mucho menos impactante:
Año 1
Ventas: 100M
Gastos: 80% de ventas = 80M
Beneficio Neto: 20M
Año 2
Ventas: 90M
Gastos: 80% de ventas = 72M
Beneficio Neto: 18M
En este segundo caso, vemos que la caída de 10% en ventas se traduce en una caída del 20% en beneficios (no del 50% como en el ejemplo anterior). Evidentemente el riesgo del beneficio ante una caída de ventas para la empresa es mucho menor en el caso en el que los gastos son variables y se ajustan al nivel de ventas logrado.
Gastos: 80M
Beneficio Neto: 10M
Observamos que con una caída del 10% de las ventas (de 100M a 90M), el beneficio neto ha caído un 50% (de 20M a 10M).
Si por el contrario los gastos de la empresa son variables, y guardan una proporción constante con las ventas, el efecto en los beneficios es mucho menos impactante:
Año 1
Ventas: 100M
Gastos: 80% de ventas = 80M
Beneficio Neto: 20M
Año 2
Ventas: 90M
Gastos: 80% de ventas = 72M
Beneficio Neto: 18M
En este segundo caso, vemos que la caída de 10% en ventas se traduce en una caída del 20% en beneficios (no del 50% como en el ejemplo anterior). Evidentemente el riesgo del beneficio ante una caída de ventas para la empresa es mucho menor en el caso en el que los gastos son variables y se ajustan al nivel de ventas logrado.
Esta dinámica de apalancamiento de la cuenta de pérdidas y ganancias funciona también en sentido contrario. Cuando una empresa es capaz de generar muchas más ventas sin incrementar los gastos, el beneficio se multiplica muy rápido.
Conclusión
Entender mejor la cuenta de pérdidas y ganancias de una empresa nos puede ayudar a formar expectativas razonables de cómo puede evolucionar el beneficio de una empresa en el largo plazo, y con ellos su cotización en los mercados. A la hora de invertir en una empresa para el largo plazo, saber la volatilidad a los que pueden estar expuestos los beneficios de la empresa nos ayudará a entender las posibles fluctuaciones temporales y buscar el mejor momento del ciclo de la empresa para invertir.