Hace décadas las inversiones estaban exclusivamente en manos de inversores profesionales. La gran parte de inversores acudía a su banco o broker y confiaban en el criterio de estos profesionales para invertir su dinero. Desde hace años la revolución tecnológica e internet ha permitido que los inversores tomemos las riendas en la gestión de nuestro patrimonio. Ahora es posible gestionar y mantener una cartera propia a un coste muy bajo y de forma tremendamente eficiente. Los que optamos por gestionar nuestro propio dinero somos inversores DIY (Do it Yourself, “házlo tú mismo” en inglés).
Construir una cartera de inversión con la que nos sintamos cómodos no es una tarea fácil. En inversiones los errores se pueden llegar a pagar muy caros, y obtener buenos resultados a lo largo de los años no es fácil. Por otro lado la buena suerte suele favorecer a aquellos que se preparan bien y hacen los deberes. Para el inversor que decide tomar en sus propias manos la tarea de crear y gestionar su cartera puede parecer difícil. Una de las claves está en evitar grandes errores. Muchos pequeños inversores cometen fallos a la hora de estructurar su patrimonio: problemas de liquidez, demasiado riesgo, demasiado poco riesgo, errores fiscales, asignación de activos poco equilibrada, etc.
Algunas preguntas antes de empezar
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Dale significado a tus ahorros:
La mayoría de nosotros ahorramos con objetivos concretos en mente: disfrutar de una jubilación más cómoda, comprar una vivienda, etc. Conviene ser específico al respecto. Esto nos ayudará a centrar nuestros esfuerzos y no perder de vista lo importante. ¿Cuánto dinero necesitaremos? ¿Cuándo necesitaremos disponer del dinero?
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Riesgo adecuado:
El riesgo que tomemos con nuestro dinero probablemente determinará nuestra rentabilidad. En cualquier activo que invirtamos, siempre existe la posibilidad de perder dinero (o poder adquisitivo): ¿qué grado de riesgo estás dispuesto a asumir?, ¿está alineado tu perfil de riesgo con los objetivos y plazos para tu dinero?
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Estructurar nuestra cartera en bloques:
Decidir cómo vamos a estructurar nuestro patrimonio a grandes rasgos nos ayudará a la hora de elegir los diferentes activos que formarán parte de tu cartera: ¿qué porcentaje de renta fija frente a renta variable debería incluir nuestra cartera?, ¿realmente queremos tener exposición a activos inmobiliarios?, ¿cuánta liquidez conviene mantener en cada momento?
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Cartera de acciones:
Para la parte que vaya a tener directamente en acciones: ¿tengo la capacidad y el tiempo para hacer un seguimiento óptimo?, ¿o quizá sea recomendable replicar alguna cartera modelo de las que algunos brókeres ponen a disposición de sus clientes?
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Tratamiento fiscal:
Cualquier inversión tiene implicaciones fiscales. Conviene tener esto siempre presente y valorar qué opciones están a nuestro alcance. Todos debemos pagar impuestos, pero un buen conocimiento de la fiscalidad del ahorro puede ayudarnos a tomar mejores decisiones de inversión.
Una buena diversificación ante todo
Diversificar bien nuestras inversiones siempre es una consideración importante a tener en cuenta. Cada tipo de inversión tiene sus características. Comprender bien las implicaciones de riesgo de cada clase de activo nos ayudará a escoger qué porcentaje de nuestra cartera debe ocupar. Por ejemplo, tener nuestra cartera concentrada en un alto porcentaje de renta variable puede no ser conveniente si necesitamos disponer del dinero en un plazo corto o medio de tiempo.
Considera el contexto actual
La situación económica global de cada momento influye en las decisiones de inversión que podamos tomar. Un entorno de tipos de interés creciente o viceversa puede afectar a los resultados y expectativas de diferentes clases de activos. No es conveniente invertir totalmente ajenos a la realidad económica en la que se vive. Ignorar las circunstancias del momento puede resultar un error caro.
Mantenerse firme en el camino
Los inversores DIY estamos expuestos de forma constante a un exceso de ruido mediático. Los medios de comunicación necesitan mantener en vilo a su audiencia. Para sobrevivir como inversores conviene recurrir al análisis de calidad y la reflexión pausada para tomar nuestras decisiones de inversión. Mantenerse fiel al proceso inversor que escogemos es difícil, pero puede ser uno de los factores clave para obtener buenas rentabilidades. Algunas de las consideraciones a tener en cuenta a la hora de pensar sobre nuestro proceso inversor son: cuándo comprar, cuándo vender, rentabilidades esperadas, pérdidas soportables… Pensar y planificar de antemano nos ayudará a mantenernos por el buen camino cuando lleguen turbulencias.
Es importante no dejar que nuestras emociones se conviertan en el enemigo. Cuando hemos establecido un sistema de inversión que nos parece razonable y apropiado a nuestras circunstancias lo mejor que podemos hacer es mantenernos en el camino.
Aprendizaje continuo
Estudiar y comprender los sectores y activos en los que invertimos nos ayuda a ser mejor inversores. Leer sobre todos los temas de inversión que nos apasionan es una gran fuente de riqueza intelectual, y una de las mejores maneras de mejorar como inversores. Nunca deberíamos hacer algo con lo que no estemos cómodos como inversores. Cuánta más experiencia acumulemos, y más conocimiento adquiramos, más fácil nos resultará gestionar nuestra propia cartera.
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