Guerra de divisas, volatilidad garantizada

Las guerras de divisas existen desde hace muchos años (por lo menos, desde el abandono generalizado del patrón oro). El papel de las divisas puede ser crucial para activar la economía de un país o, en su caso, frenarla un poco para que no se sobrecaliente y se desboque la inflación.

Qué es una guerra de divisas

La cotización de las divisas tiene una incidencia clave en el comercio internacional. Por ello, en ocasiones los gobiernos/bancos centrales “juegan” con la cotización de estas, forzando la devaluación para que sea más débil en el mercado internacional, y así favorecer las exportaciones del país; o la revaluación, para tener una moneda más fuerte, frenando el calentamiento de la economía y favoreciendo las importaciones.

Por ejemplo, desde hace años, y especialmente cuando la economía china sufrió un parón (más bien, una bajada en las elevadísimas tasas de crecimiento que venía teniendo), algunos países acusaron al gobierno chino de mantener la cotización del renminbi (el nombre por el que se conoce a la divisa china) por debajo de su valor real para favorecer sus ventas en otros mercados, y así mantener su crecimiento.

Pero no sólo los chinos y los estadounidenses están en esta batalla, sino que otras monedas relevantes, como el euro, la libra o el yen, también han practicado diversas devaluaciones, de manera más o menos clara.

 

Cómo nos afecta

Las variaciones en las cotizaciones pueden afectarnos, y mucho, en nuestra vida cotidiana.

Recordemos que hace apenas tres años la cotización del dólar rondaba los 1,40 euros. Esto significa que, si queríamos comprar, por ejemplo, un iPhone cuyo precio fuese de 700 dólares, deberíamos pagar, al cambio, sólo 500 euros. En los últimos años, el tipo de cambio con el dólar ha variado mucho, llegando a estar por debajo de 1,04, rozando la paridad (en la actualidad ha llegado a sobrepasar incluso el 1,17).

De esta manera, Estados Unidos ha podido exportar mucho más (su economía ha salido de la crisis con más fuerza que la europea) —y, por lo tanto, a los europeos nos ha costado menos comprar productos made in USA—. Viajar allí también sale más barato, porque nuestros euros “valen más” en Estados Unidos que hace unos años.

Además, en este caso, la incidencia de la cotización del dólar es mucho mayor, al ser la divisa internacional por excelencia, en la que se miden muchas materias primas, entre ellas, el petróleo.

 

Cómo afecta la volatilidad

La volatilidad mide la oscilación de precios en los mercados. Cuando la oscilación es grande, se dice que hay mucha volatilidad (los precios varían continuamente). ¿La volatilidad es buena o es mala? En lo referente a los mercados en general, no tiene por qué ser buena ni mala. Si se invierte en divisas, aprovechar esta volatilidad puede ir en favor del inversor.

En cuanto a los consumidores, como hemos visto, estas variaciones en las cotizaciones de las divisas pueden afectarnos a nuestra vida diaria, ya que gran cantidad de artículos variarán sus precios, dependiendo de estas cotizaciones. Y no sólo los productos de importación, ya que si el dólar varía mucho sus precios, esto se puede trasladar a muchos productos, por los costes de transporte que llevan asociados.

Qué economistas dicen que estamos en una guerra de divisas

Como en muchos casos en esto de la economía, en relación a la guerra de divisas hay división de opiniones. Hay quienes argumentan que hay oscilaciones normales, o si acaso, escaramuzas (el FMI, por ejemplo, “ve prematuro” hablar de guerra de divisas), y hay otros, como el ministro de finanzas brasileño Guido Manteiga, Alexei Ulyukaye, diputado en jefe del banco central ruso, Park Jae-wan, ministro de finanzas de Corea del Sur, Raghuram Rajan, gobernador del Banco Central de la India, y el influyente Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, que han alertado durante los últimos años del renacimiento de la guerra de divisas.

Resultados

Los resultados de las guerras de divisas son inciertos. Cuando un único país es el que devalúa su moneda, su economía puede verse beneficiada por las razones explicadas anteriormente. Pero cuando todos, o los más grandes, entran en la batalla, como ha sido el caso en los últimos años, el resultado puede ser… que todo quede igual.

Sin embargo, como no todos lo hacen al mismo tiempo ni con la misma intensidad, en el transcurso del tiempo se produce la volatilidad y grandes vaivenes en toda la economía mundial, con consecuencias en el comercio internacional y en los puestos de trabajo en cada país.