Fiscalidad: dividendos sí, dividendos no.

En un entorno en el que predominan los tipos de interés negativos, muchos inversores se han refugiado en empresas que paguen un buen dividendo como sustituto de las emisiones de renta fija o de los depósitos que ofrecían los bancos en el pasado. Sin embargo, hoy veremos que la fiscalidad es un aspecto importante a considerar cuando apostamos por esta estrategia.

Por ello, vamos a analizar qué factores debemos considerar, para no llevarnos una sorpresa en la próxima declaración de la renta.

Tributación de los dividendos

Con la última reforma del IRPF, los dividendos no tienen ya la exención de los primeros 1.500 euros, por lo que pagaremos impuestos desde el primer euro.  Los tres tramos de tributación son los siguientes:

De hecho, se agrupan con los intereses que nos hayan generado las cuentas de ahorro o los depósitos, y aunque en el pasado no se podían compensar con pérdidas, ahora se puede compensar una parte del rendimiento del capital mobiliario.

Una vez hemos hecho el cálculo de todas las ganancias y pérdidas del año (por ejemplo, en la compraventa de acciones y fondos de inversión), si el resultado es negativo, se podría compensar con el saldo positivo de dividendos o similares, con un límite del 20% de dicho saldo positivo en 2017, y 25% en 2018 y siguientes.

Dividendos internacionales

Esto que hemos indicado aplica a las acciones españolas, pero cada vez son más los inversores que apuestan por tener una cartera diversificada en acciones de otros países. En esos casos, debemos saber que en ocasiones tendremos una ineficiencia, puesto que lo que se retiene en origen y lo que se puede deducir en España no es siempre neutro, como vimos en el artículo de cómo tributan los dividendos de acciones extranjeras.

En el IRPF del año siguiente, podemos recuperar la retención en origen hasta un máximo del 15%, por lo que todos aquellos países que tengan una retención fiscal superior no son eficientes.

Por tanto, son neutros los dividendos comprados en USA, u Holanda por ejemplo,  siendo Suiza y Portugal los países con una retención superior, con un 35% (lo que supone no poder recuperar un 20%).

Sale mejor cobrar dividendo o vender la acción

En el pasado, algunos inversores compraban una acción para cobrar el dividendo y luego la vendían. Actualmente, para un inversor particular no tiene demasiado sentido, pues ambas inversiones tributan al mismo tipo. Por ello, matemáticamente debería ser neutro esperar a cobrar el dividendo o no hacerlo.

Tampoco hay diferencia ahora por conservar las acciones más allá de un año, como sí sucedía en el pasado.

Fases de la vida inversora

Una vez visto qué efecto tiene el dividendo en la  declaración de la renta, puede venir la duda de si es buena opción o no. Depende de la fase de la vida de una persona.

Si eres joven y buscas acumular e incrementar tu cartera, seguramente lo más eficiente podrían ser acciones como las de Berkshire Hathaway Holding, de Warren Buffett, o las de Alphabet, matriz de Google, que no pagan dividendo.

El motivo es que si recibes un dividendo y luego pretendes recomprar más acciones de esa compañía u otra, tendrás varios costes que disminuyen el efecto del interés compuesto: los impuestos sobre dividendos, la comisión de cobro de dividendo, la comisión de compraventa de las nuevas acciones e incluso cambios de divisa.

Ahora bien, si estás en una fase madura de inversión, en la que buscas tener unos ingresos recurrentes, sí pueden resultar una opción a considerar.

La importancia de la psicología

Los mejores inversores suelen decir que para tener éxito en la bolsa, más que grandes aciertos y grandes conocimientos, se requiere constancia y no cometer grandes errores. A muchos inversores, los dividendos les proporcionan ese empujón necesario en épocas de vacas flacas para no rendirse en los momentos más duros y capitular y vender sus acciones en los peores momentos. Siempre les queda el consuelo de seguir recibiendo un dividendo, que les hace llevadera esa travesía por el desierto que todo inversor a largo plazo sufre en un momento u otro.

Recordar, en todo caso, que hay otras alternativas como ETF de acciones o fondos de inversión, que puedes consultar en el buscador de Self Bank, que también nos podrían aportar una alternativa válida, y que en el caso de los fondos, tendrían un mejor tratamiento fiscal.