En un mercado bajista llegan a darse bajadas en las cotizaciones del mercado de más del 20% desde sus niveles máximos. Si nos atenemos a esa circunstancia, desde los máximos registrados a mediados de febrero de 2020, hemos entrado en un mercado bajista en 2020. Se trata de una de las bajadas más rápidas de la historia de los mercados bursátiles, que ha sorprendido a muchos inversores, que no esperaban la influencia del Covid-19 en las cotizaciones de los activos financieros. ¿Es posible beneficiarse económicamente de la recesión?
Los mercados bajistas se producen por diversas razones, pero con frecuencia vienen asociados al miedo a una recesión económica. La propagación inesperada del COVID-19, conocido popularmente como coronavirus, ha obligado a los países a tomar medidas drásticas sin precedentes. Medidas que claramente tendrán un impacto negativo sobre la economía real, produciendo casi con toda seguridad una caída importante de la actividad económica y, probablemente, llegar a una recesión.
Cuando todas las acciones de nuestra cartera caen con fuerza, es importante mantener las emociones bajo control y hacer lo posible para que nuestra pérdida de capital no sea permanente. El miedo y las prisas nos pueden llevar a tomar medidas drásticas de las que nos podríamos arrepentir con el paso del tiempo.
Saber con certeza si el mercado va a subir o bajar en el futuro próximo no está al alcance de nadie y, por tanto, conviene tener una serie de estrategias a las que podamos recurrir en momentos difíciles:
Adquirir activos mediante el Dollar Cost Averaging
No podemos saber con seguridad si las acciones van a subir o a bajar en el futuro inmediato, pero sí que sabemos que ahora están más baratas que hace unas semanas. Esto quiere decir que podemos invertir nuestro dinero comprando activos más económicos. Para aquellos que invierten de forma recurrente, los que tienen la mirada puesta en el futuro lejano, son buenas noticias: cuanto más caiga el precio de las acciones, más acciones podremos comprar con nuestro dinero.
Esto no quiere decir, sin embargo, que debamos meter todos nuestros ahorros de golpe en renta variable. No hay ninguna razón por la que las bolsas no puedan seguir cayendo durante más semanas o incluso durante meses. Por tanto, aquellos que quieran ir adquiriendo activos de calidad a buen precio, deberían considerar la posibilidad de ir realizando compras espaciadas en el tiempo.
Este procedimiento de realizar compras espaciadas en el tiempo es precisamente, el Dollar Cost Averaging. La idea que subyace tras esta estrategia es que si repartimos nuestras compras a lo largo de los ciclos económicos, evitaremos comprar acciones en máximos. Con el paso del tiempo, habremos adquirido una cartera de acciones a precios medios. Es verdad que no habremos comprado en su momento más atractivo (menor precio), pero como éste sólo se puede saber con posterioridad, también habremos evitado comprar en máximos. Y no es poco, porque por desgracia suele ser lo frecuente, ya que inconscientemente tendemos a comprar cuando todo parece subir.
Diversificar adecuadamente nuestra cartera y rebalancear
Si hemos escogido un asset allocation adecuado a nuestro perfil de riesgo, cuando haya movimientos bruscos en los mercados será el momento de reajustar la proporción de renta fija y variable y rebalancear la cartera para intentar mantener una volatilidad reducida. La renta fija, expecto la denominada high yield, históricamente es menos volátil que la renta variable y, por tanto, teóricamente podría no sufrir volatilidades tan fuertes en los precios en momentos turbulentos. Esto nos permitirá vender algo de renta fija cuando la bolsa haya bajado mucho para poder comprar con ese dinero activos de renta variable a buen precio.
Lo importante en estas circunstancias es ajustar la ponderación de nuestra cartera a nuestro perfil de riesgo:
- Si no queremos tener una gran volatilidad tendremos que infraponderar la renta variable.
- Si preferimos mejorar nuestra rentabilidad a largo plazo y no nos importa que nuestra cartera oscile un poco más tendremos que considerar incorporar más renta variable a nuestra cartera de inversión.
Invertir en dividendos sostenibles
A la hora de escoger empresas de renta variable en las que invertir, uno de los parámetros preferidos de muchos inversores es la rentabilidad por dividendo. Cuando los precios de las acciones bajan, la rentabilidad por dividendo de las empresas sube. Sin embargo, esto sólo es real si la empresa mantiene los dividendos, ya que las empresas pueden decidir recortar su dividendo o incluso eliminarlo.
Ahora mismo, debido a la incertidumbre que envuelve a los mercados internacionales por la crisis del coronavirus, parece probable que muchas empresas decidan recortar su dividendo.
Los bancos centrales, que han sido muy activos, ofreciendo crédito y ayudas a las empresas afectadas por esta crisis sanitaria, están recomendando a las entidades financieras limiten sus dividendos y hagan un esfuerzo en mantenerse bien capitalizadas. Sin embargo, hay algunas empresas que nos han acostumbrado a repartir dividendos incluso en momentos de estrés en los mercados, las conocidas como aristócratas de los dividendos. Estas empresas, en general, tienen balances muy saneados y probablemente serán capaces de mantener en mayor proporción su dividendo.
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
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