multinacional

¿Es lo mismo una multinacional que una empresa que exporta sus productos a otros países?

El ámbito empresarial tiene sus propias normas, leyes y, también, jerga. Hay muchos términos y formas de comunicación que mucha gente de a pie desconoce, empresa multinacional está entre esos términos. La nomenclatura a veces parece la misma pero no lo es, porque hay toda una legislación detrás.

Es lo que ocurre con una empresa multinacional y una empresa exportadora. A priori, teniendo en cuenta que exportar significa vender en otros países, pueden parecer lo mismo. Pero no lo son. Y en nuestro empeño por ampliar la cultura financiera, vamos a explicar sus diferencias.

Para empezar, una multinacional es una compañía que tiene un enfoque mundial en el mercado. Es decir, tiene sedes en varios países porque está enfocada a producir y vender sus productos o servicios en todo el mundo. Esto implica, pues, que tiene inversiones en otros países que no son el suyo propio de origen. Podemos llamarla empresa transnacional.

Por su parte, una empresa que exporta no tiene todas estas características. Porque, aunque venda en otros mercados, mantiene su negocio y su sede en su país de origen. No invierte en otros mercados y simplemente vende en el exterior. Por lo tanto, hablamos de una empresa internacional.

  • Se da la paradoja de que una empresa transnacional sí es a la vez internacional, pero no a la inversa.

¿Transnacional o internacional?

Otra característica de estas multinacionales es que generan empleo y riqueza en los países en los que invierten, mientras que las internacionales no, solo en su propio país. Así, las multinacionales acaban teniendo relevancia y consideración en estos mercados exteriores en los que se asientan, mientras que las exportadoras limitan su actividad a las ventas en otro país.

Estas diferencias también determinan su tamaño, pues las transnacionales tienen un gran tamaño, con miles de empleados incluso, y las internacionales son pequeñas o medianas.

Por otra parte, las multinacionales aprovechan su estructura internacional y sus redes comerciales para producir donde más eficiencias puedan conseguir, reduciendo así sus costes empresariales. Algo que en el caso de las exportadoras no es así, de hecho muchas recurren a proveedores locales, lo cual puede encarecer los costes, pero en el caso de pequeñas empresas, que producen a menor escala, es parte de su estrategia de negocio, e incluso de su propia identidad. Es más, el hecho de generar empleo local es ahora tendencia al ser más sostenible y ético.

Igual sucede con su localización, las grandes multinacionales eligen donde ubicar sus fábricas y sedes en función de criterios económicos, como la rentabilidad y la simplificación de costes y procesos. Solo hay que ver el interés que despierta cuando se anuncia la llegada de una gran firma internacional a determinada zona de España con una fábrica. Esas elecciones nunca son al azar. Además, tienen capacidad para elegir, mientras que las exportadoras no lo tienen tan fácil, al tener menos músculo financiero.

Con estas pistas, a buen seguro que ahora vienen a la cabeza muchos nombres de firmas multinacionales y exportadoras, o importadoras, que también las hay.

La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.

Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión. 

Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad. 

Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. 

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