La financiación es uno de los grandes desafíos para las empresas. Antes de la crisis era fácil conseguir crédito bancario, pero cuando las cosas se pusieron feas, esta opción se hizo más complicada y hubo que investigar otras. La emisión de deuda no nació con la crisis ni es una herramienta de financiación nueva, pero es cierto que en los últimos años más empresas se han animado a usarla.
Pero, ¿qué es y cómo se emplea? La emisión de deuda consiste en la emisión de títulos financieros que prometen un pago futuro a cambio de un precio. Es decir, se trata de pedir dinero prestado a cambio de títulos en forma de deuda. Pero esos títulos, además, conllevan una rentabilidad, porque de lo contrario nadie se animaría a comprarlos.
Cada emisión de deuda lleva aparejada una rentabilidad, de modo que durante la vida del título pagan un cupón periódico y cuando llega su vencimiento , a los prestamistas se les devuelve el dinero más esa rentabilidad, que es la que genera atractivo a estos títulos. Así, de igual modo que hacen los estados, las empresas también pueden emitir deuda para lograr financiación que les permita crecer, afrontar pagos, expandir su negocio en un nuevo mercado, etc.
Existen diferentes tipos de deuda, en función de su plazo de vencimiento, de su rentabilidad, etc, de modo que las empresas tienen diferentes fórmulas para lanzar su deuda al mercado. Este tipo de títulos, que pueden darse en forma de bonos, pagarés, etc…se engloban dentro de la renta fija. Este tipo de renta fija corporativa es una clase de activo que en inglés se denomina credit.
¿Cómo puedo comprar deuda de una empresa?
Los inversores pueden hacerse con esos títulos de deuda a través de la entidad bancaria encargada de comercializar esos títulos, a través de un intermediario, o en la bolsa. Sí, en los mercados financieros también se pueden comprar estos títulos de renta fija. En España tenemos el AIAF, que es el mercado de deuda corporativa de referencia en nuestro país.
El hecho de que sea un mercado regulado aporta mucha seguridad a los inversores, ya que son procesos transparentes y con garantías. De este modo, se pueden adquirir títulos de deuda como si fueran valores bursátiles, y también venderlos, de forma que si no se quiere esperar a que venzan, se pueden vender en el mercado secundario.
De este modo, la deuda corporativa supone un arma importante para que las empresas puedan desarrollarse diversificando sus fuentes financieras. Si bien es cierto que, si estás pensando en invertir en ella, al igual que en la bolsa, debes estudiar qué empresas son más atractivas para hacerlo y cuáles tienen mejores garantías de pago.
Para ello está el ‘rating’ o nota que las agencias de calificación también otorgan a la deuda corporativa. No está de más ver qué ‘rating’ tiene la firma en la que estamos interesados para, así, saber de qué calidad es su crédito. No hay que dejarse engañar con la suculenta rentabilidad, porque a mayor rentabilidad, más riesgo de impago.