En octubre de 2021 la ministra de Defensa austríaca, Klaudia Tanner, abrió el debate sobre la posibilidad de un gran apagón, no solo en su país, sino a nivel de la Unión Europea; de hecho, afirmaba que la cuestión no era si se produciría el gran apagón, sino cuándo, asegurando que había una probabilidad del 100% de que ocurriese en los próximos años.
El 8 de enero de 2021, un fallo en una subestación eléctrica croata provocó una caída de frecuencia que estuvo a punto de crear un gran apagón. El sistema eléctrico europeo está en gran parte interconectado y a la creciente demanda energética se unen fenómenos como el cambio climático, las tormentas solares o incluso la posibilidad de un ataque terrorista, hipótesis sobre la que los distintos gobiernos europeos llevan años trabajando en su prevención.
¿Realmente es tan probable que suceda? ¿Qué consecuencias puede tener un gran apagón en nuestras vidas? ¿Podría afectar a España?
Grandes apagones de la historia
El apagón de Ontario (Canadá), en 1965, se produjo por un fallo en la central hidroeléctrica de las famosas cataratas del Niágara, donde se desconectó una línea, provocando un fallo en cadena que provocó que más de 30 millones de personas se quedasen sin luz durante 13 horas.
Uno de los más famosos es el que ocurrió en Nueva York el 13 de julio de 1977, debido a una fuerte tormenta, que afectó a la red eléctrica, obligando también a desconectar, por seguridad, una planta nuclear. Duró casi 24 horas, y afectó a nueve millones de personas. Durante ese período, se produjeron una ola de saqueos y atracos.
En agosto de 2003, la zona Este de Estados Unidos y Canadá sufriría otro gran apagón que dejó sin electricidad a cincuenta millones de personas durante unas seis horas.
En Auckland (Nueva Zelanda) hubo un apagón provocado por unos cables de alimentación en mal estado, que si bien no afectó a demasiadas personas (unas 6.000), sí que tuvo una larga duración, ya que estuvieron 66 días sin electricidad en 1998.
La India tiene el récord de personas afectadas por un apagón, ya que el que hubo entre el 31 de julio y el 3 de agosto de 2012 afectó a unos 670 millones de habitantes.
En Europa también ha habido algunos grandes apagones, como el sufrido por casi toda Italia en 2003 (unos 57 millones de afectados), o el del 4 de noviembre de 2006, que afectó a Alemania y otros países durante dos horas.
¿Qué consecuencias puede tener un apagón?
Las consecuencias de un gran apagón van más allá de quedarnos sin luz, ya que la electricidad está muy presente en nuestras vidas. De esta manera, un gran apagón afectaría a cuestiones básicas como las telecomunicaciones (ordenadores, teléfonos, internet, etcétera), los semáforos o los cajeros automáticos, por lo cual resultaría difícil trabajar, sería más complicado circular por las ciudades, no podríamos sacar dinero, ni pagar con tarjeta.
Pero incluso el suministro de combustible o el de agua potable se vería afectado, y mucha gente no podría cocinar (cocinas eléctricas); además, la comida que estuviera en el frigorífico y el congelador, si se prolonga el apagón, se echaría a perder.
¿Puede verse España afectada por un gran apagón?
Aunque existe la posibilidad de que en España se dé esta situación, la probabilidad es muy baja. Ello es así, principalmente, por dos motivos:
- El sistema eléctrico español cuenta con una amplia holgura en relación a la energía que se consume. Según los datos del gestor de la red, Red Eléctrica Española (REE), la capacidad de generación se sitúa en torno a los 110.000 megavatios, cuando el consumo máximo está alrededor de los 40.000. El aumento del peso de los renovables supone también la existencia de centrales eléctricas de respaldo, que pueden funcionar en caso necesario, por lo que la capacidad de producción es muy superior a la demanda.
- España es «una isla energética». La energía que consumimos se produce aquí, y la interconexión de nuestro país con redes de otros países es mínima. La capacidad de importación de energía eléctrica por parte de España es de aproximadamente el 10% del consumo, por lo que una caída de la red en Europa tendría poca incidencia aquí.
¿Cómo prepararse para un gran apagón?
En cualquier caso, para estar prevenidos ante la posibilidad, por mínima que sea, ¿qué deberíamos hacer? Entre otras pautas, sería recomendable:
- Disponer de suficiente de agua potable, antes de que se corte el suministro, que puede ser en forma de botellas y garrafas, o, por ejemplo, llenando la bañera, lo que nos proporcionará decenas de litros.
- Tener la despensa bien aprovisionada, especialmente con productos que se puedan comer sin tener que cocinar (como frutos secos, latas de conserva, etcétera).
- Tener una cantidad mínima de dinero en efectivo, suficiente para algunos días.
- Disponer de algún modo de calentar la comida. Ha habido una gran demanda de hornillos tras las informaciones llegadas de otros países de Europa. Y encendedor o cerillas para ponerlos en funcionamiento.
- Linternas, radios y pilas: si la situación se prolongase en el tiempo, la mejor manera de informarse será a través de la radio y, para iluminar, linternas o sistemas similares. También se pueden adquirir aparatos alimentados por placas solares o por una dinamo.
- Contar con un botiquín o un kit de primeros auxilios, para atender posibles emergencias que puedan surgir, incluyendo también una buena disponibilidad de mascarillas.
El origen de esta distopía quizá sean los cuellos de botella en la distribución y la escalada del precio de la energía, ambos acontecidos desde mediados de 2021 al vislumbrarse el fin de la pandemia de coronavirus y la vuelta a la normalidad. Desde este espacio hemos querido exponer los motivos y plantear la mínima probabilidad de que suceda ese gran apagón, más sensacionalista que fundamentado.