El Foro de Davos, intentando arreglar el mundo

El Foro Económico Mundial (World Economic Forum o WEF, en inglés) es una fundación privada sin ánimo de lucro, con sede en Ginebra (Suiza), que reúne a los principales líderes políticos, jefes de Estado y referentes empresariales e intelectuales del ámbito internacional, para analizar temas que afectan al mundo entero. El cónclave se realiza a finales de enero en el Monte de Davos (Suiza), aunque durante el año también se celebran diversas asambleas regionales sobre temas de interés en distintas zonas del planeta.

El Foro fue fundado en 1971 por el profesor alemán Klaus M. Schwab, y la participación en el mismo se produce a través de invitación, aunque en los últimos años, se ha abierto a la contribución de otras personas a través de las redes sociales, permitiendo la interacción a través de Facebook y YouTube, por ejemplo. Tiene carácter de veedor (observador) del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y se encuentra bajo la supervisión del Gobierno Federal Suizo.

Hoy en día, el WEF es un gran escaparate del poder mundial, ya que en él participan alrededor de 40 jefes de Estado, presidentes de gobierno y ministros de finanzas, los directores generales de las principales empresas, economistas y académicos de prestigio, e incluso algunos artistas comprometidos con causas sociales, como el cantante de U2, Bono, o el actor Leonardo DiCaprio.

Algunos temas tratados en el Foro

A lo largo de los años, el Foro de Davos ha ido tratando diversos temas en función de las circunstancias que se vivían en cada momento. Así, en 1998 se debatía sobre la crisis asiática y el nacimiento del euro, mientras que, en los últimos años la crisis financiera ha sido un tema recurrente. En el último, celebrado en 2016, se han debatido cuestiones como la problemática de los refugiados, la desaceleración de la economía china o el descenso de los precios del petróleo, aunque se ha descartado que todas estas turbulencias sean indicadores de una nueva crisis financiera.

Críticas

Una de las principales críticas que se realizan al Foro de Davos es su sistema de financiación. Como entidad privada, la financiación que recibe también lo es. El Foro es financiado por 100 empresas miembro, en su mayoría grandes corporaciones con una facturación superior a los 5.000 millones de dólares. Además del canon que pagan anualmente por membresía (aproximadamente unos 40.000 euros), aquellas que quieren tener una participación más activa en el foro, como asociados industriales y estratégicos, llegan a abonar hasta 500.000 francos suizos (unos 450.000 euros).

Relacionado con la financiación está otro aspecto que suscita la reprobación de muchos. Al ser un foro privado, financiado por empresas, en muchos casos parece que algunos temas tratados y/o las soluciones que se sugieren son en beneficio de las transnacionales, muchas de ellas miembros del propio foro. No hay más que recordar que el WEF comenzó su andadura en 1971 como European Management Forum (Foro Europeo de Gestión Empresarial).

Otro aspecto que provoca críticas es que, a menudo, los brillantes discursos que se pueden escuchar contrastan con la escasa implantación de medidas efectivas, de manera que muchos se preguntan si se trata realmente de resolver los problemas del mundo o de simples declaraciones de cara a la galería.

Por todas estas cuestiones, el Foro de Davos ha sufrido también diversas manifestaciones en su contra, a pesar de las grandes medidas de seguridad que se despliegan cuando se celebra.