Un dividendo es el reparto de una parte de los beneficios de una empresa. Su directiva y el consejo son los encargados de decidir cuándo y cómo se hace esta distribución de capital. El objetivo del dividendo es devolver capital a los dueños de una empresa, es decir, a sus accionistas. Y hay dos tipos de dividendo: en efectivo y en acciones.
¿Qué es un dividendo en efectivo?
Un dividendo en efectivo es el pago por parte de una empresa de una porción de sus beneficios a sus accionistas. Se transfiere capital de la empresa a los accionistas, en vez de mantenerse dentro del balance. Es, por tanto, dinero que la empresa ya no posee y que no puede utilizar para sus operaciones, ni inversiones. En teoría estricta, el valor de la empresa en bolsa debería caer exactamente la misma cantidad que reparte, ya que es dinero que deja de tener, y por tanto, debería valer menos.
Dicho de otra manera, a modo de ejemplo, si una empresa tiene una capitalización bursátil de 1.000 millones de euros y reparte un dividendo del 5% de su capitalización, la empresa debería de pasar a cotizar por 950 millones de euros.
Una de las consecuencias económicas para los accionistas de una empresa que reparte dividendos es que se ven obligados a pagar impuestos sobre esa cantidad de dinero que reciben: hay que declarar el dinero recibido por dividendos en la declaración del IRPF. En España te retienen el 19% de ese dividendo y luego hay que ajustar cuentas con Hacienda teniendo en cuenta la tabla impositiva de la Renta del Ahorro:
A pesar del impuesto, muchos inversores buscan invertir en acciones que reparten dividendo ya que prefieren esta forma de percibir rentas periódicas frente a otras. Que tenga más o menos sentido económico depende, en gran parte, de si la empresa es capaz de gestionar y rentabilizar mejor el capital que gestiona frente a la capacidad del inversor de rentabilizar ese dinero.
Como norma general, las empresas que reparten dividendo en efectivo operan negocios maduros donde no hay una gran posibilidad de crecimiento ni de reinversión en su propio negocio.
¿Qué es un dividendo en acciones?
Un dividendo repartido en acciones supone un incremento del número de acciones de una empresa y el consiguiente reparto de esas nuevas acciones, de manera proporcional, a los accionistas. Este tipo de reparto no supone una salida de capital de la empresa, y puede ser una buena manera de distribuir un dividendo cuando la empresa no dispone de efectivo en su balance.
Por ejemplo, si una empresa decide repartir un dividendo del 5%, incrementaría su número de acciones por un 5% (1 acción por cada 20). En el caso de que hubiera un millón de acciones de la empresa, esto supondría emitir 50.000 acciones adicionales, pasando a existir 1.050.000 acciones. Cada accionista recibiría 5 acciones por cada 100 que tuviera.
Este proceso, al igual que los dividendos en efectivo, no incrementa el valor de la empresa. De modo que, si el precio de una acción fuera 10 euros, y existiera un millón de acciones, su capitalización sería de 10 millones de euros. Tras el reparto de dividendo en acciones el valor total de la empresa permanecería inalterado, aunque el precio de cada acción disminuiría, pasando a ser de 9,52 euros aproximadamente.
Con esta forma de reparto el accionista elige:
- quedarse con las acciones, con la esperanza de que la empresa sea capaz de generar buenos retornos sobre el capital retenido, sin incurrir por ello en un gasto fiscal,
- o puede vender las acciones creando su propio cobro de dividendo en efectivo.
En España son varias las compañías que llevan a cabo dividendos flexibles mediante los cuales dan a elegir al accionistas si desean efectivo o acciones. Algunos ejemplos son ACS, Repsol o Iberdrola.
¿Qué es mejor? ¿Efectivo o acciones?
Aunque el reparto en forma de acciones permite mayor flexibilidad para decidir entre disponer del efectivo y pagar el peaje fiscal, o mantener el dinero en la empresa, cada inversor sigue su propia estrategia y tiene diferentes circunstancias fiscales que influyen a la hora de seleccionar empresas y método de inversión.
El buen hacer de la directiva de una empresa hará que los accionistas a largo plazo obtengan buenos resultados pero, a veces, las empresas persiguen estrategias que no dan frutos e invierten con malos resultados. En esos casos, haber mantenido las acciones en lugar de recibir el dinero en efectivo, habrá resultado una mala inversión.
Y, como siempre, una buena selección de activos junto con una buena diversificación son factores fundamentales a la hora de diseñar nuestra estrategia de inversión.
Estos datos tienen finalidad informativa y no deben interpretarse en ningún caso como una recomendación de compra o venta, o de realización o cancelación de inversiones, ni puede servir como base de ningún tipo de decisión sobre inversiones actuales o futuras. Self Bank no se hace responsable de los perjuicios que pueda sufrir el inversor como consecuencia del uso de dicha información. El Cliente es responsable de las decisiones de inversión que adopte y del uso que haga de la información proporcionada a tal efecto. Self Bank proporciona esta información a través de un proveedor y no asume compromiso alguno de la actualización en el contenido de la información presentada. La evolución o resultados pasados de las inversiones no garantizan la evolución o resultados futuros.
Self Bank no acepta ningún tipo de responsabilidades por pérdidas, directas o indirectas, como consecuencia de este informe. Ninguna parte de este documento puede ser copiada o duplicada de cualquier forma o medio o redistribuida sin el previo consentimiento por escrito de Self Bank.