En el siglo XXI tener un coche en propiedad no es imprescindible para cubrir las necesidades de transporte. Es fácil saber cuánto cuesta comprar un automóvil nuevo, seminuevo o de segunda mano, pero ¿y cuánto cuesta luego mantenerlo? Renting, leasing y alquiler por minutos: ¿sirven para ahorrar en desplazamientos?
Comprar casa y comprar un coche son los principales desembolsos de la vida de la mayoría de ahorradores. Sin embargo, mientras que lo normal es comprar una sola vivienda, de automóvil hay que cambiar cada pocos años. Bien porque cambian las necesidades que nos llevaron a comprar el anterior, o bien porque, al cabo de unos años, las visitas al taller son demasiado frecuentes y demasiado costosas.
Hoy nos posicionamos justamente en ese momento previo a comprar un coche. Queremos un modelo con ciertas prestaciones, de un tamaño concreto y nos movemos en un rango de precios determinado. Además, consideramos el horizonte complicado de los diésel y gasolina, con nuevos impuestos y restricciones de tránsito (más las que están por venir). Porque, si bien los eléctricos y los híbridos son ya una alternativa real, su precio más elevado y su tecnología temprana, son razones de peso para posponer su compra.
Si comprar un coche no es la mejor idea, ¿qué opciones tengo?
Antes de nada, siéntate un rato a hacer números y reflexiona sobre tus necesidades de transporte: ¿de verdad necesitas un coche a tu disposición las 24 horas del día? Piensa analíticamente y responde a las siguientes preguntas:
- ¿Qué uso le doy al coche?: desplazamientos al trabajo, viajes de ocio, etc.
- Si no tuviera coche, ¿cómo me muevo?: medios de transporte disponibles que realmente puedan suplir el desplazamiento en coche, por precio y frecuencia de viajes (metro, bus, tren…).
Tener un vehículo siempre a nuestra disposición, ya sea por renting, leasing o en propiedad, es indiscutiblemente más cómodo. Sin embargo, en la actualidad, las empresas de alquiler de coches, motos, bicicletas y hasta patinetes eléctricos se han extendido de forma que ya son una alternativa útil y económica para desplazamientos dentro de grandes ciudades.
Saca la calculadora y suma todos los costes que implica tener el coche aparcado y siempre disponible, y lo que te ahorrarías combinando tus desplazamientos en vehículo alquilado por minutos (0,20€/minuto de media), con viajes más largos en transporte público y viajes compartidos o en coche alquilado por días cuando vayas a otras ciudades. Por lo pronto, te estás ahorrando el alquiler de una plaza de aparcamiento o el tiempo dedicado a encontrar un aparcamiento en la calle (un suplicio en las calles del centro), más el coste del combustible, del seguro, las reparaciones y el mantenimiento.
Renting, ahorro casi asegurado.
Hasta hace unos años el leasing y renting de vehículos se limitaba al sector empresarial. Sin embargo, sus características y ventajas se han trasladado a los particulares y, a día de hoy, la oferta es tan competitiva que cabe planteárselo como alternativa de ahorro al coche en propiedad.
Renting es un contrato de alquiler a largo plazo, de uno a cinco años de duración, período durante el que se paga una cuota mensual. En el precio acordado se incluyen todos los gastos: mantenimiento, seguro, impuestos, reparaciones, asistencia en viaje e ITV.
Es decir, a los efectos, un renting es como tener un vehículo en propiedad durante unos años, pues siempre lo tenemos disponible, pero cualquier gasto añadido, excepto combustible, ya está incluido en la cuota mensual. Hay que añadir dos consideraciones fundamentales:
- La cuota mensual se calcula en función de un número máximo de kilómetros al año. Si se excede, a final de cada año, habrá que pagar una cantidad de compensación.
- Existe una penalización si se quiere cancelar el anticipadamente, salvo que se contrate un renting flexible, aunque encarece la cuota mensual.
Como referencia de precios, los modelos de gama media de marcas habituales como Renault, Kia, Seat o Citroën suelen rondar los 200-250 euros al mes. El precio exacto depende del modelo concreto, de la duración del contrato (12, 24, 36, 48 o 60 meses) y del kilometraje anual seleccionado.
Hay que remarcar que el objeto de un contrato de renting no es adquirir la propiedad del vehículo, sino solamente alquilar su uso durante unos años. Si eres capaz de asumir que el coche que conduces no es tuyo, ni lo será, puede que un renting sea tu elección más económica si cambias de coche cada cuatro o cinco años, especialmente porque en la cuota mensual se incluyen todos los posibles gastos (menos combustible). También te puede servir para hacer tiempo mientras evoluciona el coche eléctrico, baja su precio y mejora su autonomía.
Leasing, alquiler con opción a compra.
El leasing es otra opción a considerar por las empresas y autónomos, aunque la legislación deja fuera a los particulares.
Mediante un contrato de leasing se cede el uso del vehículo al arrendatario, a cambio de una cuota periódica al arrendador. Hasta aquí es igual que el renting. Sin embargo, el de leasing incluye una cláusula que permite al arrendatario pagar una última cuota (opción de compra) que le transfiere la propiedad del vehículo. Este matiz transforma el leasing en una operación mixta entre alquiler y financiación, y define su finalidad: permite el uso del bien antes de adquirirlo en propiedad, hasta que ésta se transfiere al final del período establecido.
Es importante señalar que el leasing no incluye los servicios asociados al uso del vehículo, como sí sucede con el renting. De forma que el mantenimiento, revisiones, seguro, etc. son a cuenta del arrendatario.
Impuestos del renting y leasing.
Ambas modalidades son muy interesantes para autónomos y empresas pues así no presionan su tesorería con la adquisición de un vehículo y, además, tienen ventajas fiscales:
- Para los autónomos y las empresas es un gasto deducible en el IRPF e IS, respectivamente, siempre que el vehículo sea necesario para realizar la actividad (que esté afecto a la actividad empresarial). Y, si así sucede, el 21% de la cuota mensual correspondiente al IVA también será deducible.
- En cambio, para los particulares el renting no tiene ventajas fiscales, es un gasto más y no es deducible en el IRPF.