El concepto de emisor y receptor es prácticamente lo único que permanece inalterado en la historia de las comunicaciones: uno manda el mensaje y otro lo recibe. Porque la tecnología ha dado pasos de gigante en este siglo y medio; si a finales del XIX parecía magia mandar voz por un tubo o un cable metálico, hoy los datos vuelan continuamente por todo el planeta. ¡Cómo hemos cambiado! Del teléfono al smartphone, también en la banca online.
A la pregunta ¿quién inventó el teléfono?, rápidamente se responde: Graham Bell. Es cierto que Bell desarrolló la idea y que fue el primero en patentar el teléfono, pero hay matices interesantes que discutir:
La necesidad de comunicarse con su casa, en la planta superior de su oficina, removió el ingenio de Antonio Meucci en 1854 para inventar en Italia el primer sistema de transmisión de voz, el telettrófoni.
Al otro lado del charco, en Canadá y Estados Unidos, Graham Bell y Elisha Gray lideraron por separado la investigación para transcribir las ondas de voz en papel, como fase previa a su canalización en cables de telégrafo. La idea de Meucci, bajo la visión empresarial de Bell, quedó por primera vez registrada el 7 de marzo de 1876 en la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, como un avance sobre las comunicaciones del telégrafo, permitiendo ahora la transmisión de sonidos.
La validez de dicha patente fue puesta en entredicho hasta que finalmente, a título póstumo, Estados Unidos reconoció a Antonio Meucci como el primer inventor del teléfono. En cualquier caso, el tesón de Bell y la implantación de su compañía, la Bell Telephone Company, propiciaron que el teléfono pronto se extendiera como método habitual de comunicación. Aquella empresa pionera de Bell, siglo y medio después, es parte de una de las mayores empresas de telecomunicaciones del mundo, la estadounidense AT&T, cuyas acciones son negociadas en el NYSE.
Del teléfono móvil al smartphone.
Los millennials siempre tuvimos un teléfono fijo en casa. Luego, esos mismos cables de cobre por los que viajaba nuestra voz los compartimos con los datos de aquellas primeras conexiones a internet. Y no hay que retroceder tanto, porque en España en el año 2000 se empezó a popularizar la conexión a 56 Kbps mediante un ruidoso módem.
Los primeros dispositivos móviles no tenían tanto de móviles, ya que su peso y su precio los dejaban fuera del alcance de la mayoría. El primero, el Motorola DynaTAC 8000X costaba 3.995 dólares en el año 1983, pesaba 800 gramos y ocupaba más que un ladrillo, nada ergonómico y difícil de llevar encima.
En España el móvil se empezó a popularizar a partir de 1998, con terminales de Alcatel, Ericsson, Siemens y Nokia. Pero su uso era muy limitado, por el elevado coste de las llamadas que, a nivel particular reducía su uso a llamadas cortas y urgentes.
Los primeros años del siglo XXI supusieron toda una revolución tecnológica. Las tarifas se fueron ajustando, a la vez que vivíamos cambios impactantes de la mano de los principales fabricantes: sistemas operativos móviles avanzados, pantalla a color, GPS, cámara de fotos, grabación de vídeo, mensajes multimedia, videollamadas… Y cuando parecía que estaba todo inventado, en 2007 Steve Jobs se saca de la chistera la piedra angular de los dispositivos móviles del futuro: el primer iPhone, o el primer teléfono inteligente con diseño cuidado, uso sencillo y pantalla táctil, pensado para cualquier perfil de usuario.
El concepto de teléfono inteligente no era nuevo, pues ya en 1994 IBM unió PDA y móvil en el Simon Personal Communicator. No obstante, el iPhone supuso un antes y después en la telefonía móvil, porque provocó que el gran público demandase teléfonos inteligentes y, como consecuencia, que los demás fabricantes se lanzaran al desarrollo de nuevos smartphones.
La historia más reciente nos resulta familiar: la pantalla táctil se fue haciendo más y más grande; iOS y Android ahora mueven complejas aplicaciones sobre un hardware cada vez más potente, que llevan a prescindir del ordenador para la mayoría de tareas cotidianas. Otros fabricantes, muchos venidos de China, compiten en precio y prestaciones con los gigantes Samsung y Apple. Vivimos conectados a internet y pasamos casi un 25% de las horas del día mirando la pantalla del móvil.
Ahorradores más eficientes gracias a la banca online en el smartphone.
Si desde tiempos de Bell hasta 2007 la voz fluía por filamentos de cobre con normalidad, lo normal en nuestros días es que los datos que procesamos fluyan por el aire de smartphone en smartphone, cada vez en mayor cantidad y a más velocidad. Así es la tecnología 5G, que permite mover inmensas cantidades de datos de forma instantánea, ampliando el ancho de banda para alcanzar los 20 Gbps (20 veces más que el 4G) y prácticamente eliminar la latencia entre dispositivos.
Párate un segundo a reflexionar sobre el aparato que tienes en la mano. Piensa que hay más de 150 años de tecnología detrás de esa pantalla, pero la mayoría de los avances que han hecho posible que tu teléfono inteligente sea tan bueno se han producido en los últimos diez años. Una década en la que el smartphone se ha convertido en tu compañero inseparable, porque va contigo, literalmente, a todas partes. Su tecnología es tan potente que te hace la vida más fácil y como ahorrador, también te ayuda a ahorrar:
- Hay aplicaciones para llevar las cuentas fácilmente, elaborar presupuestos, controlar los gastos…
- Además, desde el teléfono puedes comparar los precios de cualquier producto, organizar tu tiempo libre, planificar las mejores vacaciones y, por supuesto, realizar toda la operativa bancaria que necesites con la app de tu banco.
Con tanta eficiencia en nuestro dispositivo móvil, acudir hoy día a una oficina bancaria ya empieza a sonar a otra época. Y muy probablemente ir a contratar un producto bancario a una entidad pronto será como sacar un móvil de los noventa del cajón y mandar un SMS. La banca tradicional ya no es suficiente para los que nos hemos vuelto más eficientes gracias a la tecnología, porque los ahorradores de hoy tenemos toda la información necesaria al alcance, las ideas muy claras y queremos que nuestro banco tenga las herramientas necesarias para ejecutar nuestras propias decisiones sobre ahorro e inversión.