Probablemente, si en 2007 a un ciudadano de a pie le preguntan qué es el déficit público, la prima de riesgo o el PIB, muy pocos hubieran sabido responder correctamente. Sin embargo, la crisis financiera nos ha llevado a que la actualidad económica se adueñe de la primera fila de las noticias cotidianas.
¿Qué es el déficit público?
El déficit público no deja de ser un desajuste entre los ingresos y los gastos de un país, y por tanto, conlleva la necesidad de cubrirlo vía endeudamiento. Es lo mismo que sucede en cualquier empresa o en cualquier hogar, si gastamos más de lo que ingresamos necesitamos financiación.
Si hablamos del Estado, éste tiene varias formas de corregirlo, pero vamos a ver cómo nos influyen esas posibles medidas a nosotros, los ciudadanos.
Incremento de la deuda pública
Es la primera medida a adoptar, siempre que haya margen para ello, y en el caso de España, lo hubo, y de qué manera. De hecho, según la teoría Keynesiana es lo que hay que hacer: invertir los ahorros de las vacas gordas para reactivar la economía (los famosos planes E). Conceptualmente, también se considera que es un préstamo entre generaciones; los que vivimos ahora les haremos pagar nuestros gastos a nuestros hijos.
Pero esa teoría pide invertir en economía productiva, no gastar en proyectos que no incrementan la productividad.
Vemos la evolución histórica:
Fuente: Expansion
Sin embargo, todo tiene un límite, y llega un momento en el que los que nos prestan el dinero se plantan y cierran el grifo. En ese momento hay que tomar medidas.
Reducción de gastos
Los famosos ajustes y recortes, hay que apretarse el cinturón, primero se intenta con gastos más superfluos, pero al final llegan a la raíz del gasto: sanidad, educación, dependencia, pensiones, funcionarios, etc. Todos se ven afectados por la disminución del gasto.
Incremento de Ingresos
No sólo se actúa por la línea de gastos, que es la más impopular, sino que también se intentan incrementar los ingresos vía aumento de impuestos, tasas, copagos, etc. Desde todos los ámbitos: Estado central, comunidades, ayuntamientos, etc. Al final, los ciudadanos pagan mucho más por menos servicios.
Conclusiones
Aunque pudiera parecer que el hablar de deuda pública, PIB, déficit y demás tecnicismos queda muy alejado de los problemas del día a día del ciudadano medio, la realidad, como hemos comprobado en los últimos años, es que todo ello incide de forma muy relevante en su vida diaria, en los servicios que recibe del estado, y en los pagos en forma de impuestos y tasas que debe atender.