Si eres joven y estás empezando a invertir, quizás te veas abrumado por la enorme cantidad de información y tantas opciones de inversión disponibles. Copiar la forma de inversión de nuestros padres no siempre es una buena idea, pues cada periodo de la vida tiene unas circunstancias, y no siempre la misma estrategia de inversión es adecuada para todos las edades.
Por desgracia son pocos los jóvenes que tienen recursos para formar su hábito de ahorro e inversión. Aquellos que empiezan pronto a invertir por cuenta propia y de forma independiente tal vez cometan algunos fallos evitables, pero aprenderán lecciones que, con el tiempo, marcarán la diferencia entre el éxito y el fracaso financiero. Cada decisión de inversión es importante y supone una oportunidad para aprender.
¿Qué acciones seleccionar?
Invertir en los activos adecuados es uno de los pilares de la inversión inteligente. Como inversor joven, dispones de la gran ventaja del tiempo. Cuando invertimos con un horizonte temporal amplio (varios años), podemos tomar decisiones diferentes a aquellos que necesitan preservar su patrimonio a medio y corto plazo. Esta capacidad de soportar volatilidad nos permite seleccionar activos con más potencial de rentabilidad. Y uno de los lemas recurrentes en el mundo de la bolsa es que a más riesgo, más rentabilidad.
Cuidado, porque lo siguiente puede ser fácilmente malinterpretado: seleccionar activos malos no es lo mismo que seleccionar activos con más riesgo. Cada inversor tiene su propia definición de riesgo, así en el ámbito académico, riesgo es lo mismo que volatilidad. Sin embargo, muchos inversores en valor (value investors) opinan que riesgo es la pérdida permanente de capital, y que la volatilidad es lo que permite comprar activos a precios de ganga.
Todo depende del periodo temporal que observes y tomes en consideración. Por ello, si eres joven y tienes años por delante, puedes elegir no estar excesivamente pendiente de la volatilidad de los mercados, e invertir en buenos activos por fundamentales.
Invertir en renta variable a largo plazo nos permite participar del crecimiento económico general del mundo empresarial. Todas las estadísticas indican que a mayor plazo de años, menos probable es que los resultados sean negativos, y hay formas de participar de esta dinámica sin tener que hacer una selección de empresas. Para los que no quieran dedicar tiempo a ello, existen estrategias de inversión pasivas que han resultado ser buenas opciones históricamente.
Aprende de tu cartera de inversión
Además, existe otra gran ventaja en tener y mantener una cartera de acciones propia que a veces podría pasar desapercibida: no sólo importan los resultados, sino también el proceso. Mantener una cartera de inversión a lo largo de los años implica un enorme proceso de aprendizaje. A edad temprana, una cartera de inversión no es sólo un instrumento para crear riqueza, sino también una herramienta para aprender, porque no todo lo relevante en el mundo de las inversiones se puede aprender en un aula. La inversión inteligente tiene un componente fuerte de psicología, y eso es algo que se aprende principalmente con la práctica.
Cuando tomamos alguna decisión de inversión es bueno reflexionar sobre ello de manera que podamos volver en el futuro a evaluar nuestro rendimiento. Tal vez llevar un registro escrito de las razones por las que realizamos una inversión puede ser útil. Con el tiempo, tendemos a racionalizar muchas cosas, y a pensar que lo que finalmente ha acontecido era más evidente de lo que realmente creíamos en su momento. Por esa razón, un registro de nuestra forma de pensar en el momento de realizar las inversiones puede ayudarnos a evaluar posteriormente nuestras decisiones de inversión.
Invertir en bolsa y analizar nuestros resultados
Llegará el día en que estaremos preparados para iniciar nuestro camino inversor y adquirir nuestra primera acción de una empresa. Entonces, cuanto más conocimiento tengamos sobre lo que invertimos, mejor. Porque, aunque nunca tendremos toda la información, tampoco es bueno precipitarse. Al principio, es más importante ocuparse de no cometer errores graves, que intentar dar algún pelotazo. A largo plazo, la prudencia y la cautela terminan siendo rentables para el inversor con poca experiencia.
Y una excelente herramienta para evitar grandes errores es diversificar apropiadamente nuestra cartera. Con un número amplio de pequeñas inversiones es menos probable que cualquier mala elección dañe nuestras finanzas en exceso.
Si mantenemos una actitud de aprendizaje podremos mejorar nuestro criterio con el tiempo. Es bueno centrar la atención en aquello que podemos controlar, e intentar no hacer caso de todo el ruido irrelevante que a veces resuena en los mercados.
A la hora de evaluar nuestros resultados, hay que considerar que la inversión es una actividad probabilística, y no sólo los resultados importan, porque, a veces, tenemos éxito tomando decisiones equivocadas y viceversa.
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