El principal objetivo del cibercrimen es tu dinero. No sólo intentan acceder a él atacando el lugar en el que lo tienes, sino también a través del fraude o del robo de tu identidad digital.
No pretendemos insistir en que huyas de las conexiones wifi de uso público, que cierres siempre la sesión y borres el historial antes de abandonar un equipo que no es tuyo cuando hayas realizado operaciones financieras, que desconfíes de precios sospechosamente reducidos y que nunca realices pagos por medios que no sean absolutamente seguros en tus compras online… Porque eso ya lo sabes.
Ya tienes instalado un buen antivirus en tus dispositivos conectados a Internet y sus sistemas operativos actualizados en todo momento, a pesar de lo tedioso que resulta. Ahora nos centraremos en siete consejos para mejorar tu ciberseguridad en el día a día:
- Nunca utilices el mismo nombre de usuario o contraseña en varias webs. Si te cazan en una de ellas, tendrán mucho ganado para pillarte en las demás.
- Utiliza un gestor de contraseñas. Son aplicaciones (apps) que crean contraseñas únicas y complejas que luego puedes y debes guardar en un lugar criptográficamente seguro, donde no pueda descubrirse fácilmente desde Internet.
- Memoriza o guarda las pantallas de las webs financieras que más usas (tu banco), para que te resulte más fácil identificar cualquier intento de fraude en ellas.
- Descarga las apps sólo de sitios reconocidos como Google Play™ o la App Store® y evita las demás, porque es más probable que te traigas contigo malware (software oculto no deseado).
- Concede a tus aplicaciones sólo los permisos que necesitan o los que quieres que tengan. Si les cedes más de lo necesario arriesgas información y datos privados que terminarán en la Red.
- Limita la información que compartes en las plataformas de social media (fechas o lugares de vacaciones futuras, por ejemplo). Nunca subas fotos que no quieras hacer públicas y defiende, sobre todo, la identidad de tu familia.
- Verifica que tu proveedor de correo electrónico es de confianza y que se ha actualizado a los últimos parámetros. Mejor un nombre de email distinto en una plataforma contrastada que el que más te gustaría en una plataforma dudosa.
Mucho cuidado con las tarjetas
Además de todos los aspectos anteriores, conviene vigilar especialmente las líneas de crédito abiertas (por ejemplo, las tarjetas), establecer un límite razonable para limitar los daños en cada una de ellas y destruir los documentos financieros no necesarios y la información que contienen de forma clara.
En Internet es recomendable utilizar tarjetas con un límite de consumo y plataformas de pagos del tipo Paypal para no dejar los datos de la tarjeta en muchos sitios. Además, es útil dedicar una única tarjeta de crédito limitado solo para las compras por Internet y conservar una copia de las operaciones hasta que concluyan correctamente.
Un último consejo: memorizar el código de seguridad (CCV) y borrarlo de la tarjeta para que, en caso de extravío, no pueda utilizarse para compras por Internet.
Y mucho cuidado con los activos digitales financieros
Resulta imprescindible llevar un inventario de todos los activos financieros que tenemos y dónde los tenemos, junto con la información necesaria para acceder a ellos (nombres de usuario y contraseñas). Esto es, todas las cuentas abiertas en tiendas online o plataformas de pago, datos fiscales, cuentas bancarias, seguros, cuentas en gestoras de fondos, etc.
Por último, es buena idea tener a alguien al corriente de los activos financieros y dónde se encuentran para que pueda encontrarlos si fuera necesario. Además, esa información debería estar actualizada y mantenerla lejos del alcance de los ladrones.
Para resumir, los ciberproblemas se previenen, detectan y defienden:
- Se previenen siendo cautos en Internet.
- Se detectan con un seguimiento constante de los activos financieros y las webs en las que se encuentran.
- Se defienden memorizando o guardando datos y detalles de las operaciones y de las webs más utilizadas.