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Complementar la pensión de jubilación: un problema que deberías empezar a resolver ya

Si bien podemos hacernos una idea mucho más exacta de la pensión de jubilación que podría quedarnos conociendo el método de cálculo de las mismas, podemos tomar como referencia que la pensión media de jubilación en España está actualmente alrededor de los 1.000 euros mensuales, cifra que a buen seguro irá a la baja a raíz de las diversas reformas que se irán introduciendo para hacer sostenible el sistema (es decir, para bajar las pensiones medias).

De modo que, en función del nivel de ingresos actual y de las expectativas de nivel de vida que queramos llevar una vez jubilados, habrá que empezar a pensar cuanto antes en un plan para complementar la pensión de jubilación pública con aportaciones individuales que saldrán de nuestra “hucha” cuando sea necesario.

Incluso si consideras que esos 1.000 euros al mes ya son suficientes, no estará de más empezar a pensar en poner de tu parte para cubrir tu jubilación, esencialmente por dos motivos:

1. A medida que pasen los años el Gobierno va a tener que tomar medidas cada vez más radicales para contener el coste total de las pensiones, y eso supondrá que cada vez sean más bajos los importes a cobrar. Es decir, la pensión media que hoy son 1.000€ bien podría llegar a ser de 700€ (equivalentes), por poner una cifra al azar, en 30 años.

2. Incluso las opiniones más pesimistas aseguran que el sistema de pensiones español no es sostenible en el tiempo, por lo que incluso podría valorarse la posibilidad de que no recibas ni los 700€ del punto 1, sino que directamente no haya pensión pública de jubilación. Es el peor de los escenarios, pero a la hora de planificar tu futuro no estaría de más tenerlo siempre a la vista. Más vale prevenir…

Empezar a planificar el complemento de la pensión de jubilación cuanto antes

Fundamentalmente son dos las principales estrategias disponibles para ir acumulando un capital que servirá para complementar la pensión de jubilación pública en el futuro: el ahorro particular y el ahorro en base a un producto financiero específico.

Por lo que respecta al ahorro particular, consiste simplemente en ir ahorrando una cantidad de dinero determinada con la única finalidad de acumularlo para la jubilación. Pero es importante tener muy claro que ese dinero no debe tocarse hasta la jubilación.

Cuanto antes se empiece a ahorrar, mucho mejor, como es lógico. Por ejemplo, si uno empieza a ahorrar 1.000€ anuales (una cantidad razonable) desde los 25 años, se habrán acumulado cuando se cumplan los 67 años una cantidad de 42.000 €. En base a una esperanza de vida de 83 años en nuestro país, ese importe nos permitirá complementar nuestra pensión de jubilación pública con 218,75€ mensuales.

Si se empieza a ahorrar un poco más tarde, pongamos que a los 35 años, pero una cifra superior, por ejemplo 3.000 € anuales (generalmente el poder adquisitivo a esa edad será mayor que a los 25), el complemento que tendremos en nuestra pensión pública a partir de los 67 años será de 500€ mensuales (habremos ahorrado un total de 96.000€), cuando el esfuerzo mensual de ahorro habrá sido de 250€ mensuales.

 

Los planes de pensiones, el producto de ahorro específico

Pero la opción de ir ahorrando el dinero de manera individual tiene un inconveniente de notable impacto: el dinero va perdiendo valor a medida que pasan los años por el efecto de la inflación. Para que eso no suceda, lo óptimo es destinar el ahorro a productos financieros específicamente diseñados para rentabilizar el capital ahorrado y, por lo menos, conseguir cifras de rentabilidad equivalentes a la inflación para que el poder adquisitivo de nuestros ahorros no se diluya.

Los productos financieros destinados a tal fin son diversos (planes de previsión asegurados, planes individuales de ahorro sistemático o PIAS, seguros de ahorro, seguros de rentas…). Pero sin lugar a dudas, el producto estrella para complementar nuestra jubilación son los planes de pensiones.

Los planes de pensiones son productos de ahorro a largo plazo pensados para no poder ser tocados hasta el momento de la jubilación. Con el dinero acumulado en estos planes los gestores toman posiciones en los mercados financieros con mayor o menor exposición al riesgo en función del plan, y en base a esa actividad generan rentabilidades que pueden hacer crecer los ahorros de sus participantes.

Otra de las grandes ventajas de los planes de pensiones son sus ventajas fiscales, que permiten reducir la base imponible del IRPF en función de las aportaciones hechas cada año al plan de pensiones.

Por poner un ejemplo de esta modalidad de ahorro, el ahorrador de 35 años que aporta 3.000 anuales al plan de pensiones habría cumulado a los 67 años, suponiendo una rentabilidad mínima anual del plan del 2%, la cantidad de 135.335€, casi 40.000€ más que la opción de ahorrar el dinero de manera individual, y que implica un complemento mensual a la pensión pública de 705€ en lugar de los 500€ que percibiría si hubiera ahorrado su dinero en una cuenta corriente de manera particular.










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