Vivimos en un mundo hipercomunicado en el que la telefonía juega un papel fundamental. En España ya hay más móviles que personas: más de 53 millones de líneas y unos 47 millones de habitantes, incluyendo 3 millones menores de 6 años, o unos 4,5 menores de 9. Las líneas de telefonía fija han disminuido, aunque siguen siendo abundantes, unos 20 millones, en parte debido a los paquetes integrados, que incluyen el teléfono fijo. ¿Cómo ha evolucionado el sector en España? ¿Cuál es su importancia estratégica?
Historia de la telefonía en España
Primeros pasos
El teléfono es un invento que se atribuye al italiano Antonio Meucci, que construyó un prototipo en 1854 (lo llamó teletrófono), para conectar la planta baja de su vivienda con el primer piso, aunque no pudo patentarlo por dificultades económicas. Finalmente, en 1876, Alexander Graham Bell patentó el invento, que pronto comenzaría a extenderse por el mundo.
En España, la primera experiencia con el teléfono tuvo lugar en Cuba, que en aquel momento aún pertenecía a nuestro país. En 1877 se estableció una comunicación telefónica entre el cuartel de bomberos de La Habana y el domicilio particular del vicejefe de los bomberos.
En 1890 se fundó en Barcelona la Sociedad General de Teléfonos, y en 1894 la Compañía Peninsular de Teléfonos. Esta tecnología se extendía rápidamente, y en 1895 existía ya una línea que unía Barcelona con Madrid, pasando por Zaragoza.
La creación de Telefónica
La existencia de diferentes compañías en la época, muchas de ellas incluso locales, provocaron una situación caótica, que se resolvió con la creación el 19 de abril de 1924, durante el mandato de Primo de Rivera, de la Compañía Telefónica Nacional de España -o CTNE-, el germen de la actual Telefónica (Movistar).
Desde la Gran Vía de Madrid se controlaba toda la telefonía de España, a modo de monopolio, con un capital inicial de un millón de pesetas, participado en esos primeros momentos por la estadounidense International Telephone & Telegraph (ITT Corporation). El 79,6% de la compañía fue nacionalizado en 1945, pero esa cuota tan elevada se vio reducida en 1967, con una ampliación de capital que coincidió con el inicio de las comunicaciones por satélite.
El 26 de junio de 1987, la compañía protagonizó otro hito para las empresas españolas, pues comenzó a cotizar en la Bolsa de Nueva York. Era una época en la que la economía española comenzaba a competir con fuerza internacionalmente. Cabe recordar en este punto que en 1986 entró en la Comunidad Económica Europea, el germen de la actual Unión Europea.
Los años 90 fueron una época de grandes cambios para Telefónica, ya que arrancó su expansión internacional en varios países de América Latina, como Chile, Argentina o Perú; pasó a denominarse Telefónica, S.A. y creó Telefónica de España, la filial que gestionaba el servicio en nuestro país. Además, lanzó Moviline, un servicio de telefonía móvil analógica, que abarcaría la práctica totalidad del territorio español.
Privatización y creación de una multinacional de telecomunicaciones
En 1995 se lanzó la telefonía móvil digital, bajo el nombre de Movistar. Tras unos años en que convivieron ambas tecnologías, la analógica y la digital, en 2003 se extinguió Moviline, quedando únicamente Movistar como marca de telefonía móvil de Telefónica.
Inicialmente, la compañía utilizaba la denominación «Telefónica» o «Movistar» en los distintos países en los que operaba, pero a partir de 2010 pasó a denominarse comercialmente Movistar. No obstante, el nombre oficial de la compañía sigue siendo «Telefónica de España, S.A.U.» en lo referente a la telefonía fija e Internet, y «Telefónica Móviles España, S.A.U.» para la telefonía móvil y televisión.
En la última década del siglo XX se produciría la privatización de la compañía, a través de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) en 1995, y otra en 1999. La liberalización de las comunicaciones, iniciada en 1996, aumentó la competencia, a través de compañías como Airtel (que más adelante sería parte de Vodafone España), comenzando la lucha no solo por la telefonía fija, hasta el momento la única que había, sino especialmente por la naciente telefonía móvil, y la conexión a internet.
En las siguientes décadas, Telefónica continuó su internacionalización, convirtiéndose en una de las grandes compañías de telecomunicaciones a nivel mundial, con la adquisición de diversas compañías, incluso en territorio europeo, como la británica O2 o la alemana E-Plus.
Actualmente, la compañía está presente en más de 20 países, en Europa e Iberoamérica. Aunque la mayor parte de sus beneficios procede de tres de ellos: España, Alemania y Brasil.
La importancia de las telecomunicaciones
Hoy en día, como señalábamos al principio, sería impensable un mundo sin internet, sin móviles o sin telecomunicaciones en general. Aunque varias de las mayores empresas del mundo están relacionadas con el software y con diversos servicios en la nube, todo esto no sería posible sin las empresas de telecomunicaciones, que crean la infraestructura para soportar la ingente cantidad de datos que se mueve en el mundo cada segundo, y que implica la construcción de redes terrestres, marítimas o incluso vía satélite.
En este sentido, y dada su importancia estratégica, entre los sectores exceptuados del cierre por el decreto de alarma decretado en España con motivo de la expansión del coronavirus en 2020, se encuentran los establecimientos de equipos tecnológicos y de telecomunicaciones.
La expansión de internet ha sido paralela al aumento de prestaciones de la red, que ha permitido el acceso de más usuarios con más velocidad y a mejores precios. Las antiguas líneas de cobre por las que se transmitían las llamadas telefónicas se exprimieron al máximo en forma de ADSL, que luego fue sustituido por cables de fibra óptica, multiplicando enormemente la capacidad: de velocidades máximas de 20 Mb (que multiplicaban por 300 la de las antiguas RDSI), se ha pasado a fibra de mínimo 100, 300 o 600 Mb.
Además, estas velocidades han favorecido el florecimiento de un sector en auge, el entretenimiento vía streaming, con gigantes como Netflix, HBO o Amazon Prime, o las nuevas plataformas de Disney y Apple.
La batalla del 5G
El 5G implica otro enorme salto en esta carrera tecnológica. De hecho, está relacionado con la guerra comercial que han protagonizado Estados Unidos y China en los últimos tiempos, dentro de la cual el primero restringió la capacidad de la empresa china Huawei para trabajar con empresas norteamericanas, entre acusaciones de espionaje (hay que recordar que Huawei es uno de los principales actores en el campo del 5G).
La tecnología de 5G permite reducir el tiempo de respuesta, proporciona más ancho de banda y una conexión más estable, de manera que puede favorecer el crecimiento de los objetos conectados y por tanto, del Internet de las Cosas.
También podría promover, por ejemplo, la creación de ciudades inteligentes, en las que diversos elementos, como las redes de energía, los servicios de emergencia y las señales de tráfico estarían interconectadas, para mejorar el funcionamiento global y reducir las ineficiencias. Pero antes, una nueva infraestructura (antenas) ha de ser desplegada por el planeta.