En Self Bank hemos hablado en numerosas ocasiones sobre el ahorro, pues es la base para empezar a generar un capital que invertido nos permita mejorar nuestra situación financiera en el futuro. Es lo que coloquialmente se conoce como “que el dinero trabaje para nosotros y no a al revés”.
Ahorrador se nace o se hace
La excusa de muchos es que ganan poco dinero para ahorrar, y a partir de ahí ya no siguen con ningún esfuerzo. Es obvio que cada cual tiene unas prioridades y unos intereses diferentes, de hecho, en su día ya hablamos de los diversos perfiles del ahorrador.
Sin embargo, todos podemos, a nuestra escala, ahorrar algo de nuestros ingresos. Lógicamente, el que ingrese 10.000 euros mensuales tendrá más capacidad para hacerlo que el que ingrese 700 euros, pero ambos a lo mejor son capaces de ahorrar el 10%, que en cada caso será un importe diferente. 70 euros puede parecer poco, pero al cabo de los años y con el efecto bola de nieve del interés compuesto, puede sorprendernos el resultado final que se puede lograr.
Cuándo empiezo a ahorrar
De la misma forma que muchos inversores famosos como Buffett o Paramés dicen que el mejor momento para invertir es ayer, lo mismo se puede decir del ahorro.
Hay muchos métodos que ya hemos comentado previamente:
Todos ellos tienen un denominador común: la disciplina. Como todo en la vida, cuesta esfuerzo. Para perder esos kilos de más o tener el cuerpo que queremos, debemos ser constantes e ir al gimnasio y cuidar nuestra alimentación. Para tener una economía doméstica sana, es exactamente lo mismo.
Cerrar el grifo del despilfarro
El primer paso para ahorrar es ser conscientes de nuestra situación real. Para ello debemos controlar nuestros gastos y nuestros ingresos, pues en el detalle está el diablo. Una vez tengamos la foto de nuestros gastos, debemos hacernos la pregunta de si gastamos en lo que necesitamos y en aquello que nos proporciona utilidad/felicidad/placer.
Si pagamos una cuota de gimnasio y no vamos nunca, es obvio que es un gasto que no nos aporta nada. Si pagamos una cuota de internet o móvil con servicios que no usamos, lo mismo.
Mucha gente se sorprende de la cantidad de dinero que tira a la basura con servicios o productos que no llega a usar.
El siguiente paso es la optimización. ¿Podemos encontrar una alternativa mejor a lo que tenemos? Eso es importante sobre todo en los suministros y en las cuotas de fibra/móvil. Hay tantas tarifas de luz/agua/gas/fibra, que debemos dedicarle tiempo para estudiar la que más se ajuste a nuestras necesidades.
El preahorro
La mejor forma y más segura de ahorrar es, tan pronto como recibimos un ingreso de dinero, reservar una parte para que ni siquiera la veamos. Llevarlo a otra cuenta o directamente invertirlo, es lo mejor para evitar tentaciones.
Así no tenemos que llegar a fin de mes para ahorrar, lo hacemos antes de que pueda venir un gasto o compra innecesaria.
Cómo controlar las cuentas
Nuestros padres tenían que hacer un trabajo ingente con su libreta y apuntándolo todo. Hoy, nosotros lo tenemos mucho más fácil. Un simple Excel nos puede valer, pero hoy en día hay muchas apps para nuestro móvil o tablet que nos pueden ayudar en esa función.
De hecho, muchas se conectan a nuestro banco y sobre todo si usamos tarjetas de crédito, podemos tener el detalle de las compras de la tarjeta, además de todos los recibos, con lo que la foto de nuestras finanzas será bastante detallada.
Cuidado con las deudas
Nuestras abuelas solían esperar a tener el dinero antes de comprar algo. Aún hoy en día hay mucha gente con mucha aversión a las deudas. La deuda es interesante cuando nos permite invertir (comprar una cosa por ejemplo o pagar un máster), para mejorar nuestra vida o nuestra capacidad de ingresos.
Sin embargo, endeudarnos para gastar es una mala idea, ya que pagaremos intereses y correremos el riesgo de vivir por encima de nuestras posibilidades.
Invertir ayuda
Si tenemos nuestros ahorros en la cuenta, la inflación hará que cada día valga menos. Sin embargo, si lo ponemos a trabajar para nosotros, nos generará más ingresos que nos ayudarán a ahorrar más y hará que se fomente un círculo virtuoso que mejore nuestras finanzas poco a poco, con el interés compuesto jugando a nuestro favor.