Tener un plan financiero sirve para afrontar mejor los retos que nos depara el futuro. Se trata de prever las principales situaciones que afectarán a nuestras finanzas y bienestar. Mantener un buen registro de la evolución de nuestra situación económica a lo largo del tiempo nos ayudará a tener presente qué objetivos vamos bien encaminados a cumplir y dónde necesitamos mejorar nuestros esfuerzos.
¿Qué es un buen plan financiero?
Un plan financiero empieza por determinar cuál es nuestra situación financiera actual. Tiene en cuenta todos los activos así como los pasivos. Entre los activos estará la vivienda, el sueldo, los ahorros, el plan de pensiones, etc. Entre los pasivos estará la hipoteca, los préstamos por devolver, etc.
Una vez hecha la contabilidad inicial de la situación actual, es importante plantearse cuáles son nuestros objetivos principales futuros y los recursos económicos que necesitaremos para llegar hasta ahí. Esto determinará nuestras estrategias de ahorro e inversión.
Establecer objetivos financieros
Una vez hemos hecho el inventario inicial de nuestra situación, es el momento de plantearnos objetivos por plazos, que nos ayuden a lograr nuestras metas. Para ello, diferenciaremos entre tres tipos de horizontes temporales:
- Corto plazo.
- Medio plazo.
- Largo plazo.
Entre los objetivos a corto plazo podrían encontrarse crear un fondo de emergencia o saldar las deudas de las tarjetas de crédito, por ejemplo.
Entre los objetivos de medio plazo podríamos incluir contratar una buena póliza de seguro de vida, o planificar la compra de una vivienda, entre otros.
Entre los objetivos a largo plazo podrían estar cosas como calcular cuántos ahorros necesitaremos para la jubilación y cómo lograr incrementar nuestros recursos para nuestra jubilación.
Planificación financiera con la pareja
Cuando compartimos nuestra vida con otra persona, hay multitud de decisiones financieras que afectan a ambos. Cada pareja es única en su situación económica y preferencias. Lo importante es llegar a entendimientos y comunicar abiertamente lo que pensamos y queremos.
Aunque algunas situaciones las iremos afrontando a medida que surgen, hay otros aspectos que podemos hablar de antemano y planificar. La principal preocupación para ambos es asegurarse el bienestar futuro conjunto, pase lo que pase. Para ello hay opciones interesantes que se pueden estudiar, como un seguro de vida. Pero sobre todo, lo que mayor tranquilidad nos dará es tener presentes los diferentes escenarios de futuro y dejar todo claro y bien planteado.
Planificación financiera con los hijos
Los hijos dependen económicamente de sus padres durante muchos años. Como padres, intentamos que nuestros hijos dispongan de todo lo que necesitan —y más—. Queremos que crezcan en un entorno favorable, se sientan queridos, y se desarrollen como personas de la mejor manera posible.
Su día a día supone un ritmo de gasto considerable, y además hay algunas situaciones futuras en las que podrían necesitar nuestro apoyo financiero. En muchos casos será la posibilidad de asistir a algún centro de enseñanza especializado, como alguna universidad de élite. En otros casos nos gustaría poder ayudarles a independizarse en el futuro, asumiendo parte del coste de su futura vivienda. Sea para lo que sea, gastos de este calibre necesitan años de planificación y ahorro.
Planificación financiera con los padres
Nuestros padres se han encargado de nosotros durante muchos años, y a medida que se hacen mayores necesitarán de nuestra asistencia y cuidado. La jornada laboral no siempre nos permite dedicarles todo el tiempo necesario, y para ello podemos recurrir a cuidados en casa y residencias especializadas para atender sus necesidades apropiadamente. Sin embargo, este nivel de atención no es barato y supone una carga financiera importante.
Tener en cuenta las posibles necesidades futuras de nuestros padres nos ayudará a destinar una parte de nuestro ahorro e inversión a cubrir estos gastos futuros.
Planificación en familia
El aspecto más importante de la planificación financiera en familia es la comunicación. Hablar con todos los integrantes de la familia para que todos entendamos la situación y podamos hacer nuestra aportación. Evidentemente con los más pequeños deberemos decidir cómo y cuándo ir tratando temas financieros, pero está en el interés de todos que con el tiempo vayan formando parte activa de la conversación.
Cada familia tiene que encontrar la forma de adecuar sus finanzas a su realidad y planificar su futuro económico. Esto le permitirá lograr sus metas y sus objetivos de forma consensuada, para el bienestar de todos los miembros de la familia.
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