Empezamos enero, una buena época para poner en práctica algunos consejos que siempre vienen bien, sobre todo después de los excesos navideños.
Además podemos aprovechar y matar dos pájaros de un tiro. En primer lugar mejoraremos la eficiencia de nuestra economía, y además fomentaremos la cultura financiera de los más pequeños, involucrándolos en las buenas prácticas que vamos a poner en marcha.
De esta forma, toda la familia podrá interiorizar algunas buenas prácticas que mantenidas en el tiempo, sin duda mejorarán las finanzas personales. De esta manera, también podremos focalizar los recursos en aquello que realmente nos aporta bienestar, y no perderemos dinero en gastos superfluos o pagando por cosas que no usamos.
Control de gastos
Antes de tomar medidas de racionalización de los gastos, debemos saber dónde estamos. Para ello, es importante tener un control exhaustivo de las compras que hacemos, y dependiendo de la edad de los más pequeños, les podemos encargar esta tarea.
Podemos hacer un listado donde se vayan apuntando los gastos que vayamos teniendo, de forma que podremos establecer una previsión.
Actualmente tenemos muchas apps que nos permiten hacer un seguimiento pormenorizado, y de hecho, si utilizamos la tarjeta de crédito como método de pago, es la forma más sencilla de tenerlo todo identificado.
Presupuesto
Otro elemento importante, además de controlar, es hacer una planificación de nuestras finanzas personales. Los adultos sabemos que tenemos en primavera campaña de la renta, en verano las vacaciones, los cumpleaños… Con nuestros hijos podemos hacer algo similar, que hagan un calendario con los eventos más destacados del año.
Si ya estamos en la fase en la que nuestros hijos tienen una asignación semanal, podremos hacer con ellos un presupuesto a varias semanas/meses en el que ellos se asignen las cantidades que quieren gastar, y otras que por el contrario prefieran guardar para utilizarlas en el futuro.
Cultura del ahorro
Como hemos comentado en el punto anterior, el hecho de tener un presupuesto nos permite anticipar las necesidades financieras que tendremos en el futuro.
Pero algo que suele ir acompañado a la cuesta de enero es la cultura del ahorro. Nuestras abuelas nos decían que no se compraban algo si no tenían el dinero, y para tenerlo, lo ahorraban primero.
Ahora en cambio, las facilidades de aplazar compras o disponer de financiación rápida genera que mucha gente prefiera disfrutar de un bien o servicio aún sin disponer del dinero para ello, de forma que luego asumen un pago de interés.
En el caso de los más pequeños, si tienen algo que deseen con gran interés, es una gran oportunidad para educarles en esa cultura del esfuerzo y del ahorro.
Si unimos esto con la idea de realizar un presupuesto, les podremos enseñar que si quieren hacer un regalo, o quieren comprarse algo en concreto, lo mejor es que cada semana o mes aparten una pequeña cantidad de su asignación.
Inversión periódica
En la coyuntura actual de tipos de interés en negativo, si queremos protegernos de la temida inflación, debemos tener claro qué hay que hacer con nuestros ahorros, y los de nuestros hijos para luchar contra ella.
Por ello, las antiguas cuentas corrientes en las que los bancos hacían regalos a los niños han dejado de tener sentido, y en cambio cada vez más gente abre a sus menores cuentas de inversión con las que poder fomentar esa cultura.
Si alguien podrá beneficiarse del poder del interés compuesto y del paso del tiempo son ellos, y el instrumento idóneo para ello son los fondos de inversión.
Hay 3 motivos que lo hacen ideal para esta finalidad:
- Se pueden realizar aportaciones periódicas de forma automática, y no hay un importe mínimo (en general). Además, no pagaremos comisiones de mantenimiento ni custodias.
- El hecho de que no repartan rendimientos y que acumulen los beneficios y dividendos de las posiciones, genera que se potencie el efecto bola de nieve.
- Fiscalmente no vamos a tener que preocuparnos de ellos a la hora de hacer nuestro IRPF, porque no generarán rendimientos.
En Self Bank tenemos una amplia gama de fondos que puedes consultar en su buscador.
Lo mejor es buscar carteras diversificadas, pero teniendo en cuenta el horizonte temporal de nuestros hijos (más de 20 años), se suele recomendar tener una alta exposición a renta variable, pues a plazos largos y con inversiones recurrentes, es la que ofrece mejor rentabilidad.