Aunque deberíamos ser felices antes de tener dinero, es cierto que no tenerlo no ayuda a ser feliz. Todos estaríamos mejor, más felices, con las necesidades básicas cubiertas y planificadas por adelantado.
El ahorro en España ronda el 5% de la renta bruta disponible, mientras que en el conjunto de la zona euro la media es del 12%. ¿Significa que en España no queremos ahorrar, que no sabemos, o que simplemente no hemos integrado el ahorro como parte de nuestra economía familiar? El problema es evidente, pero la solución pasa por adquirir educación financiera que nos permita tomar mejores decisiones con nuestro dinero.
Asumiendo que es necesario integrar el ahorro en tus finanzas personales y familiares, vamos a avanzar un paso más: ¿cómo ahorrar la cantidad que tú decidas? Sí, la que tú decidas, porque ahorrar es simplemente una decisión firme para vivir más feliz.
Diezmo, imprevistos y futuro… Más las vacaciones.
Como primer paso te planteamos ahorrar -o al menos intentarlo- el 10% del dinero que, de una u otra forma, entra en tu bolsillo. Sí, ya sabemos que no se puede pasar de cero a cien en un segundo, pero es importante establecerse un objetivo y empezar a ahorrar lo que se pueda para, poco a poco, llegar a conseguir como mínimo ese 10%. Si antes no ahorrabas nada y ahora empiezas por un 2%, enhorabuena, ya irás subiendo poco a poco, según cambies tus hábitos de consumo.
¿Cuándo lo ahorro? ¿A final de mes? Pues no, como decía aquel famoso anuncio… ERRORRRRRR
Debemos decidir a principio de mes qué cantidad deberíamos ahorrar y, sin pasarnos en nuestro optimismo, apartar esa cantidad, que luego veremos dónde se “almacenará”.
Lo que ocurrirá alguna vez.
Lo que no puedes controlar, lo debes tener, al menos, previsto. Y para eso existe lo que llamamos un fondo de emergencia. Ese fondo debe cumplir una condición: que tenga liquidez máxima, o sea, que lo podamos tener en nuestro bolsillo en poco tiempo.
Así tendremos cubierto cualquier imprevisto que nos ocurra. Para llenar ese fondo, deberemos acumular una cantidad equivalente a 3-6 meses de gastos, dependiendo de las responsabilidades que asumamos con nuestro sueldo.
Para entendernos, un ejemplo. Si tienes 19 años, vives con tus padres y tienes una moto, no necesitas el mismo fondo de emergencia que un padre de familia numerosa con dos hipotecas.
Pero, sea cual sea tu caso, fíjate que hay que cumplir un paso previo antes de llenar tu fondo de emergencia: llevar un control de tus gastos. Pues, si no conoces cuánto dedicas cada mes a vivir, no sabrás qué cantidad multiplicar por 3 o por 6.
Ejemplo: necesitas 1.500€ para vivir (contando todos tus gastos) y tienes pareja, dos hijos e hipoteca. Tu fondo de emergencia debería tener al menos 6.000€, y preferiblemente 9.000€ (6 meses de gastos), para hacer frente a una pérdida total de un automóvil, a medio año sin ingresos por culpa de una baja no compensada o cualquier otro imprevisto.
Lo que provocas tú.
Una vez llenado el fondo de emergencia puedes pensar en el fondo de objetivos concretos, que será un dinero que iremos ahorrando para un evento económico que conocemos por adelantado, en tiempo y en importe aproximado. Aquí entrarían las vacaciones, el cambio de vehículo, el pago de impuestos, los estudios de los hijos…
Pero… que no se te ocurra ir de vacaciones si todavía no tienes tu fondo de emergencia lleno, porque al día siguiente de volver de viaje… ¡Conocerás a Murphy!
Lo que provoca la demografía.
Cuando tienes estos dos fondos cubiertos, es momento de pensar en el fondo de futuro, ese para el que no es suficiente con ahorrar dinero, sino que además hay que invertirlo, pues ya se está pensando a largo plazo.
No parece que la demografía esté trabajando en favor de que cobremos una pensión pública digna. Así que deberías ponerte lo antes posible con tu propio fondo de futuro o plan de pensiones, para no depender de un factor externo tan desgraciadamente poco fiable.
Como ya hemos apuntado, este fondo de futuro, no puede estar ahorrado, sino invertido, pues no podemos permitir que al cabo de los años pierda valor como consecuencia de la inflación. No tiene que ser líquido, ni estar disponible, como sucede con el fondo de emergencia, sino guardado en algún producto financiero que se adapte al nivel de riesgo que te resulte cómodo asumir. No se trata, en ningún caso, de arriesgar el dinero de ese fondo, sino tan solo seguir simples reglas de inversión para que los ahorros no pierdan poder adquisitivo.
Pero antes de pensar en dónde invertir los ahorros, comencemos por estructurar e integrar en las finanzas personales los tres fondos mencionados en este artículo: de emergencia, de objetivos y de futuro. Será el punto de partida hacia la optimización de tu dinero y hacia un futuro más feliz de la mano del ahorro.
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