Las compañías mineras son frecuentemente criticadas por sus prácticas poco sostenibles, pero también juegan un papel fundamental en la transición energética global: proporcionan los materiales necesarios para los vehículos eléctricos o las turbinas eólicas, entre otros productos. Y mientras, el mundo avanza gracias a los combustibles fósiles más contaminantes como el carbón.
Paradoja: la industria minera en favor de la transición energética
Se critican las prácticas de extracción, producción y transporte de las mineras, que son percibidas como una amenaza a la biodiversidad porque degradan los suelos y promueven la deforestación. La minería sigue siendo una industria controvertida.
De hecho, la paradoja existe: las mineras tienen un papel fundamental en la transición a una economía de bajas emisiones y, sin embargo, tienen una mala imagen.
Los analistas de Robeco recuerdan que cotizan al mismo nivel de valoración que otras empresas industriales, pese a tener un retorno sobre el capital invertido (ROIC) superior, pagar más dividendos y generar más cash flow.
Si se mide la evolución del índice MCSI Metals and Mining comparada con la de otros indicadores, el sector ha evolucionado peor durante muchos años, dicen.
El carbón sale de las ESG
Algunas firmas de inversión en su apuesta por las ESG han eliminado de sus carteras las empresas mineras de carbón. Es cierto que el carbón no tiene cabida en una transición energética, pero no es menos cierto que todavía es una de las principales fuentes de generación eléctrica del mundo por su bajo coste, lo que la convierte en una apuesta en muchos mercados emergentes.
Eso convierte a las empresas relacionadas con su extracción en pilares fundamentales de las economías locales. No solo no pueden dejar de producir, es que si lo hicieran se llevarían por delante la economía local.
Algunos expertos consideran que sería más efectivo encontrar formas de descarbonizar la minería en vez de tacharla como el sector a evitar, como si fuera la nueva industria del tabaco.
¿Qué pueden hacer las mineras en este escenario tan delicado?
Las compañías mineras pueden generar su propia electricidad y electrificar sus flotas de transporte. Y se notaría, porque según Robeco, esto supone el 70% de sus emisiones. Lo estarían haciendo ya algunas mineras de Chile y Canadá. Otras firmas innovan con tecnologías que reducen el CO2 que se emite en la industria del aluminio, que es la que tiene un proceso industrial más intensivo en energía.
En esa línea de entender a las mineras y apostar por las que trabajan en reducir sus prácticas menos sostenibles abogan también en Carmignac: “ayudar a estas empresas a que hagan la transición hacia la sostenibilidad es un factor clave para el futuro del planeta y para los inversores que quieren tener un impacto positivo en la sociedad y en el medioambiente”.
Para sus analistas, es responsabilidad de los inversores entender y apoyar a las industrias que permiten la evolución de las tecnologías verdes. Así, el paso al verde supondría que la demanda de materiales sea seis veces la actual en 2030.
Vehículo eléctrico
El ejemplo más claro es el vehículo eléctrico, que es muy intensivo en metales tales como el litio, níquel o cobalto. Solo con el salto al vehículo eléctrico y sus baterías, se estima que la demanda de níquel sea diez veces la actual en diez años.
Para ello, los expertos consideran vital invertir en empresas que tengan un papel crítico en la transición energética, pero no solo en las más obvias. Las mineras no pueden dejarse de lado por las posibles controversias sobre las emisiones. No es responsable invertir solo en las empresas más virtuosas desde un punto de vista medioambiental y dejar al resto de lado.
Lo más inteligente es, por tanto, apostar por empresas mineras que trabajan en aplicar los protocolos de la Responsible Mining Foundation. Abarcan seis áreas temáticas: bienestar de la comunidad, condiciones laborales, conducta empresarial, desarrollo económico, gestión del ciclo de vida y responsabilidad medioambiental.
En conclusión, los inversores no deben dejar de lado industrias clave como la minería por ser controvertidas. Más bien al contrario, deben apostar por las que más estén trabajando en reducir su impacto, tal y como se hace con firmas de otros sectores.
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
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