La utilización de las subastas para determinar precios proviene de la antigüedad. Sin embargo, fue a partir de mediados del siglo XX cuando se desarrolló la teoría de subastas, y a finales de siglo se consolidó y se aplicó extensamente. Incluso la Dirección de Estudios de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tiene un monográfico dedicado a esta área, al fin y al cabo, muy relacionada con la inversión.
Todos hemos visto alguna vez cómo se produce una subasta. Son clásicas las noticias en las que la subasta de un cuadro alcanza un elevado importe. Pero incluso las bolsas tienen un funcionamiento en cierto modo parecido, puesto que los inversores “pujan” por los valores, y para formar los precios se realizan subastas de apertura y de cierre. Y también son ampliamente conocidas por los inversores las subastas de deuda.
Cómo funciona una subasta
Básicamente, en una subasta se trata de vender un bien, y existen varios compradores que ofrecen dinero, pujando entre ellos para llevárselo.
En la modalidad más clásica y habitual, la subasta ascendente o inglesa, el precio se va incrementando, hasta que queda un único comprador. Cuando se produce una puja por parte de uno de ellos, tiene el derecho a llevárselo, salvo que otro haga una oferta mayor, en cuyo caso pasará a ser el ganador de la subasta… siempre que no haya otro que la supere. Y así sucesivamente, hasta que haya una oferta que nadie quiera o pueda sobrepasar. Los potenciales compradores siempre conocen el nivel actual de puja máxima.
De esta manera, se trata de obtener el precio más alto por el artículo que se está subastando. La propia competencia entre los compradores hará que el precio suba hasta el límite en el que todos los demás perciban que ya no vale más, o que no puedan alcanzar un importe superior.
La subasta puede ser de viva voz o a través de otros procedimientos mecánicos o electrónicos.
Tipos de subasta
Además de esa modalidad básica, existen otros tipos de subasta:
La subasta descendente u holandesa, sería la inversa de la anterior. El subastador empieza con un precio muy alto, que va bajando progresivamente, hasta que un comprador acepta el precio fijado. Muy habitual en algunas materias primas, por ejemplo, en las lonjas de pescado.
En las subastas con sobre cerrado al primer precio, los que pujan presentan su oferta en un sobre cerrado, y se adjudica al mejor postor. En este caso, los potenciales compradores no conocen las ofertas de los demás y no tienen posibilidad de hacer otra ronda para mejorar (por lo cual deben esmerarse en hacer una buena primera oferta).
En la subasta de Vickrey, los que pujan hacen una oferta cerrada, igual que en el caso anterior, pero en este caso, el ganador, en lugar de pagar la cifra que ha ofrecido, paga la segunda oferta más alta.
A mayores de estas modalidades básicas, se pueden incluir diversas variantes, por ejemplo:
- Establecer un precio mínimo (que puede ser público o no), de manera que, si no se alcanza, la subasta no llegará a término.
- Imponer tasas o algún tipo de pago para tener derecho a pujar.
- Establecer un tiempo determinado para las pujas.
- Relacionar el pago final con algún hecho posterior (por ejemplo, si se subasta una mina, relacionar el importe final a pagar con el rendimiento que se obtenga de la explotación).Title: Las subastas como herramienta para determinar preciosPrincipal: subasta.