La Cuenta de Pérdidas y Ganancias es un documento contable que forma parte de las Cuentas Anuales, cuya utilidad es conocer el resultado económico de una empresa en un período de tiempo. Este resultado se obtiene como diferencia entre dos grupos: por un lado, los ingresos y beneficios; y por otro, los gastos y pérdidas. Los ingresos y beneficios son operaciones que provocan un incremento del patrimonio de la compañía, mientras que los gastos y pérdidas producen una disminución del mismo.
El resultado de la cuenta de PyG puede ser positivo, cuando los ingresos son mayores que los gastos. En ese caso, hemos tenido beneficios. Si, por el contrario, los gastos resultan mayores que los ingresos, tendremos pérdidas.
Cuando se obtiene un beneficio se paga un porcentaje como impuesto de sociedades. La diferencia sería el beneficio neto, que puede ser repartido entre los socios, como dividendos, o puede reforzar el patrimonio de la empresa, en forma de reservas.
Cómo se elabora la cuenta de Pérdidas y Ganancias
A partir de los gastos e ingresos reflejados en la contabilidad, clasificados de acuerdo con su naturaleza, se confecciona la cuenta de PyG. En función de la causa que los motiva, podremos distinguir entre:
- Resultado de explotación: es el originado por las actividades ordinarias de la empresa.
- Resultado financiero: es el ocasionado por las inversiones financieras y por la financiación ajena de la compañía.
Los programas de contabilidad que habitualmente se usan calculan automáticamente la cuenta de pérdidas y ganancias en el formato oficial a partir de los datos que recoge la contabilidad de la empresa.
La cuenta de Pérdidas y Ganancias analítica
Existe otra forma de clasificar la cuenta de PyG, muy extendida a nivel internacional, que proporciona otro tipo de información, más comparable.
En la cuenta de PyG analítica se comienza calculando el margen bruto, que es un parámetro muy utilizado. El margen bruto = ventas – coste de ventas. Por ejemplo, si vendemos automóviles por 10.000 euros y nos cuestan 8.000, el margen bruto es de 2.000 euros (un 20% sobre las ventas, o un 25% sobre el coste).
Si a este margen bruto, le restamos los gastos de explotación y de administración (gastos de personal, generales…), obtenemos el EBITDA, que es una buena medida para medir la rentabilidad de una empresa.
Si al EBITDA le restamos las amortizaciones y las provisiones, tenemos el EBIT.
El EBIT+/- Resultado financiero = resultado ordinario.
El resultado ordinario +/- Resultados extraordinarios = beneficio antes de impuestos.
¿Es el beneficio de la empresa equivalente al dinero que se debería tener a mayores?
Una pregunta recurrente de muchos empresarios es: ¿dónde está el beneficio? Conviene recordar que tener un resultado positivo no implica tener liquidez, ya que hay que tener en cuenta diversos matices:
- No todos los ingresos suponen una entrada real de dinero ni todos los gastos una salida del mismo.
- Por otra parte, puede haber entradas de dinero que no se corresponden con ingresos, y salidas que no se corresponden con gastos.
- Además, el beneficio puede haberse invertido en otras partidas (maquinaria, existencias), y no estar en efectivo.