Además de los cambios sociales y en la manera de trabajar que ha traído el coronavirus, hay otra gran modificación que está en marcha y ha experimentado un notable impulso en los últimos tiempos, con importantes consecuencias para el futuro: el cambio climático y la explosión de las energías renovables.
Alternativas como el hidrógeno empiezan a sonar con fuerza como el petróleo del siglo XXI, pero hoy en día el mayor impulso se lo llevan la energía eólica —que ha conseguido ya situarse como líder en producción en España en el primer trimestre de 2021— y la solar, que lleva ya más de una década tratando de aprovechar una de las fortalezas de nuestro país, la gran cantidad de horas de sol disponibles.
La Unión Europea tiene entre sus grandes objetivos para los próximos años o décadas el Plan de Recuperación Verde (Green Recovery Plan), para aprovechar este momento de cambio como un impulso para realizar la transición definitiva hacia una economía climáticamente neutral que contribuya a frenar el calentamiento global y el cambio climático.
El impulso dado por los presupuestos europeos y por la llegada de los fondos NextGenerationEU movilizarán más de 1,8 billones de euros para conseguir una Europa más digital y ecológica, una economía verde. ¿Cómo puede aprovechar la energía solar este escenario favorable?
Tipos de energía solar
Aunque se suele hablar de «energía solar» de forma genérica, bajo este epígrafe se engloban diferentes formas de aprovechar la energía que viene del astro rey; básicamente hay tres:
- Energía solar fotovoltaica: es la más conocida o la que identificamos más habitualmente cuando hablamos de energía solar; consiste en la producción de energía mediante paneles fotovoltaicos, que al recibir la luz del sol se ionizan y generan electrones.
- Energía solar térmica: a través de unos colectores se transforma la radiación solar en energía térmica para calentar un fluido. Puede servir para usos domésticos, calentándolo a unos 65º C (por ejemplo, para tener agua caliente y calefacción) o a escala industrial, donde se consiguen temperaturas por encima de 500º C para producir electricidad.
- Energía solar pasiva: se trata de aprovechar la energía que nos aporta el sol gracias al diseño de los edificios, consiguiendo aprovechar al máximo la radiación en invierno y evitando los excesos en verano.
De estos tres métodos, los dos primeros son los que sirven para producir electricidad (el tercero sería para ahorrarla en el ámbito del consumidor), siendo la solar fotovoltaica la preponderante.
Cuál es la situación de la energía solar
Actualmente, según los datos de Red Eléctrica de España en 2020, la energía solar fotovoltaica supone algo más del 6% del mix energético total en nuestro país, mientras que la solar térmica alcanza un 1,8%.
A nivel europeo, el líder es Alemania, un país con muchas menos horas de sol que España, pero que ha apostado fuerte por las energías renovables. El parque solar fotovoltaico germano tiene 50.000 megavatios de potencia instalada y su producción multiplicó por cinco la española; Alemania produce mucha más energía fotovoltaica que los tres países del sur —España, Italia y Portugal— juntos.
La irradiación solar en Alemania (que es la «densidad» de energía solar, en vatios-hora por metro cuadrado) es aproximadamente la mitad que en España, es decir, con la mitad del sol está produciendo cinco veces más.
Esto nos indica el gran potencial que ofrece esta energía en países como el nuestro. Según Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la energía solar fotovoltaica puede convertirse en la principal fuente de energía por capacidad en los próximos cinco años.
Potencia solar instalada y producción de energía
En este punto conviene hacer un inciso: hay una importante diferencia entre la potencia solar instalada y la energía que se produce con ella, por varios factores:
- La tecnología empleada: en los últimos años ha mejorado mucho la eficiencia de los paneles solares. En 2012, conseguían convertir apenas un 15% de la energía en electricidad, mientras que ahora los paneles alcanzan hasta el 20% de eficiencia, lo que supone producir un 33% más de electricidad. Y ya se trabaja en paneles de alta eficiencia como los mostrados por el Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), que alcanzan el 29%. Esta cifra es prácticamente el doble que la de hace nueve años.
- La irradiancia: como indicábamos anteriormente, depende del lugar en el que se ubique, de cuánto sol recibe, en este sentido, España dispone de una situación privilegiada para incrementar la producción de energía fotovoltaica.
- El tipo de panel: además del tamaño y la eficiencia del panel, la orientación es un factor clave para aprovechar al máximo las horas de sol, por lo que hay paneles orientables, que siguen al sol a lo largo de su órbita cenital para estar siempre posicionados de la mejor forma, consiguiendo aumentos del rendimiento entre el 30% y el 45%.
El futuro de la energía solar
Con estas perspectivas, el futuro de la energía solar parece halagüeño. En 2019 se instalaron en España 4.752 MW de energía solar fotovoltaica (en los diez años anteriores se habían instalado solo 1.852), y en 2020 se unieron otros 3.256 MW.
España supera ya los 10.000 MW de potencia solar instalada (8.623 fotovoltaicos y 2.300 termosolares), una cifra notable pero lejos de la de países como China, que supera los 200.000 MW, Estados Unidos (más de 75.000), Japón (63.000), Alemania (49.000), Italia (20.800) o Reino Unido (13.300).
La irradiancia media en España es casi el doble que en Alemania, lo cual quiere decir que si alcanzásemos una capacidad de producción instalada similar a la germana, multiplicaríamos casi por 10 la producción eléctrica fotovoltaica. Todo ello sin tener en cuenta las esperadas mejoras de eficiencia de los paneles.
La situación de nuestro país permite el aprovechamiento de este tipo de energía no solo a nivel industrial, para producir electricidad destinada a la venta, sino también para el autoconsumo, territorio en el que no solo multitud de viviendas unifamiliares pueden aprovecharse de la energía proporcionada por el sol, sino también los bloques de viviendas a través de determinadas iniciativas de diversas compañías eléctricas para instalar paneles solares en tejados y terrazas.
Con unos 5.000 millones de años de vida, el sol se considera una fuente de energía renovable e inagotable; además, la energía generada a partir de él no contamina y su producción cada vez es más eficiente y competitiva. El impulso recibido por las políticas europeas en esta época de preocupación por el cambio climático podría ser el definitivo.
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
Ninguna parte de este documento puede ser copiada o duplicada de cualquier forma o medio o redistribuida sin el previo consentimiento por escrito de Singular Bank.