El mundo financiero y de inversiones, como muchos otros, también se mueve por modas. En los últimos tiempos es difícil encontrar una publicación especializada que no dedique tiempo a hablar y a analizar la tendencia de inversión conocida como smart beta.
Estas estrategias de inversión consisten en intentar batir al mercado mediante la creación de índices diferentes a los convencionales.
¿Qué es un ETF Smart Beta?
Un fondo cotizado (ETF) Smart Beta es un tipo de fondo cotizado que utiliza índices construidos mediante normas transparentes, diferentes a los índices de capitalización ponderada convencionales. Los gestores que crean estos índices utilizan parámetros (llamados factores) como valor, volatilidad o tamaño.
En realidad estos índices constituyen una forma de inversión combinada: de gestión tanto activa como pasiva. Son pasivos en el sentido de que una vez establecidos los factores, la gestión se limita a replicar y seguir las normas transparentes de construcción del índice. Son activos en la medida en que el gestor puede considerar una multitud de factores a la hora de crear el índice, que se desliga de los índices de referencia convencionales.
Factores rentables para Smart Beta
Los ETF que se basan en estrategias Smart Beta utilizan una serie de factores para intentar obtener los máximos retornos posibles. Para conseguir esto realizan estudios estadísticos intentando identificar factores que han producido anomalías en el mercado en el pasado y que es probable que lo sigan haciendo por razones varias.
Uno de los ejemplos más simples sería un ETF que sigue una estrategia de invertir en empresas que han pagado y mantenido durante largos periodos de tiempo dividendos. Diversos estudios han demostrado a lo largo del tiempo que aquellas empresas que distribuyen un dividendo a sus accionistas suelen ser inversiones más rentables que la media (si tenemos en cuenta estos dividendos en la rentabilidad final). Por tanto construir un índice de empresas seleccionadas en virtud de sus dividendos, puede dar buenos resultados.
En lugar de emplear un gestor para seleccionar las empresas que el gestor crea que van a ser más rentables de entre las que pagan dividendo, una estrategia Smart Beta crea un índice formado por empresas que pagan dividendo según unas normas, y los activos del fondo se invierten siguiendo esas normas. Puesto que no se necesita una gestión activa una vez establecido, el fondo puede cobrar unas comisiones mucho más bajas que cualquier fondo de gestión activa.
Existe otra variante de índices smart beta que ha constatado que en su conjunto, las empresas de menor tamaño se han comportado mejor en bolsa que las grandes. Por ejemplo, existe un ETF smart beta que invierte en los valores del índice S&P500 pero pondera por igual sus 500 empresas, a diferencia del original que pondera según la capitalización de las compañías, dando mayor peso a Apple (900.000 Mn$) que a Ralph Lauren (7.000 Mn$).
Una vez entendida la dinámica general de las estrategias Smart Beta, veamos los diferentes tipos de estrategias que hay. Hay cuatro principales categorías de estrategias Smart Beta, y cada categoría crea su propio tipo de índice:
Índices de ponderación igualitaria:
Estos índices son índices en los que a cada componente se le asigna la misma ponderación. Por ejemplo si queremos que el índice tenga 400 empresas, cada una representaría el 0,25% del total. En las estrategias Smart Beta este tipo de índices distribuyen de manera igualitaria los activos con respecto a los factores que seleccione.
Índices de ponderación mediante fundamentales:
En estos índices se seleccionan empresas y se ponderan en función de parámetros de análisis fundamental, como por ejemplo beneficios netos anuales.
Índices mediante factores:
Nos referimos a esta clase de índices cuando la estrategia consiste no sólo en seleccionar y ponderar empresas con respecto a algún factor, sino que se disecciona la ponderación con respecto a varios factores. El grado de complejidad en este tipo de ponderación puede llegar a ser bastante alto.
Índices basados en baja volatilidad:
Estos índices buscan centrarse en activos de baja volatilidad histórica para intentar minimizar el riesgo en la medida de lo posible.
¿Qué riesgos tienen las estrategias de Smart Beta?
Como cualquier estrategia de inversión, Smart Beta no está libre de riesgos. Debemos tener en cuenta que es un método relativamente moderno de invertir. A la hora de establecer qué factores pueden aportar rentabilidad, no sólo se utilizan métodos estadísticos cuantitativos, sino que hay un elemento de juicio. El gestor debe estimar que la anomalía que cree que puede aprovechar en el mercado se mantendrá en el futuro. Esto es un juicio subjetivo, y como todos, puede estar equivocado.
Por otro lado, aunque no hay costes elevados de gestión (ya que el fondo no requiere de analistas y gestores que tomen decisiones), sí que puede ser que el fondo tenga que incurrir en más costes de lo normal para mantener la ponderación adecuada del índice. Un fondo tradicional que sigue una ponderación por capitalización no requiere de muchas transacciones para mantener la ponderación ya que ésta se ajusta automáticamente a medida que las empresas se revalorizan. Sin embargo en el momento en que la ponderación ya no es por capitalización, sino por otras consideraciones, se requiere realizar compras y ventas de los activos para mantener la ponderación adecuada. Esto significa más compras y ventas de empresas en el fondo, y por tanto más costes y comisiones implícitas.
También existe el riesgo de que a medida que más inversores recurran a este tipo de estrategias, dejen de presentar rentabilidades superiores a la media. El mercado es muy eficiente a la hora de adaptarse a nuevas estrategias, y con el paso del tiempo suele erosionar cualquier tipo de rentabilidad por encima de la media que se presente de manera recurrente.