La mayoría de las personas contamos con alguna tarjeta de crédito y/o de débito para realizar nuestras operaciones diarias. Así, por ejemplo, España tiene 46 millones de habitantes, de los cuales unos 35 millones son mayores de edad. ¿Sabes cuántas tarjetas circulan en nuestro país? Aproximadamente 70 millones, de las cuales 45 son de crédito y 25 de débito.
Es decir, que sale a unas dos tarjetas por adulto, de media (habría que tener en cuenta que muchos jóvenes y ancianos no poseen ninguna, con lo cual, en la práctica, la media de tarjetas por persona es superior).
Poseer una tarjeta nos puede proporcionar diversas ventajas (aunque también, como veremos, habrá que tener cuidado con los inconvenientes que pueden acarrear).
Entonces, la pregunta que nos hacemos es: si trabajar con una tarjeta es ventajoso, ¿por qué no hacerlo con varias, y así aprovechar las ventajas de cada una? ¿Cuál es el número de tarjetas que podemos gestionar de manera adecuada?
Ventajas y beneficios de tener varias tarjetas de crédito y/o débito
Al igual que es bueno trabajar con más de una entidad bancaria, disponer de varias tarjetas puede resultar ventajoso.
Hay personas a las que no les gusta tener tarjetas de crédito porque creen que así gastarán más. Es posible que manejar dinero en efectivo nos haga más conscientes a la hora de gastar, pero que paguemos con tarjeta no implica necesariamente que nos convirtamos en unos derrochadores compulsivos.
Como siempre, insistimos en la necesidad de controlar nuestro dinero, saber lo que hacemos y gestionar adecuadamente nuestras finanzas.
- La parte positiva es que, si controlamos bien nuestra economía, podemos ahorrar usando la tarjeta de crédito. Y si esto es así, podemos llegar un poco más lejos y obtener beneficios del uso de varias tarjetas, ya que cada una tendrá sus propias ventajas.
Por ejemplo, podemos tener alguna tarjeta que nos permita acceder a descuentos en algunas compras y/o en determinados comercios, lo cual nos permitirá obtener un ahorro adicional.
- Las tarjetas de crédito nos permiten controlar el gasto que realizamos mensualmente, ya que podemos ir viendo cuánto llevamos gastado cada mes y en qué.
Esto, además, nos facilita medir y vigilar cada tipo de gasto (por ejemplo, cuánto gastamos en restaurantes, o en combustible).
- Nos sirven para demostrar un buen historial de crédito. Si hacemos un uso habitual de nuestra/s tarjeta/s y nunca hemos tenido problemas a la hora de pagar, y no solemos aplazar los pagos, nuestro expediente a la hora de pedir un crédito a una entidad financiera será más favorable.
En Estados Unidos, este historial crediticio es fundamental, incluso para alquilar un piso o para conseguir trabajo (curiosamente, hace un par de años al expresidente Obama le rechazaron la tarjeta de crédito en un restaurante por falta de uso). Aunque en España no se llega a estos extremos, puede ser un punto a nuestro favor a la hora de negociar con una entidad.
- Tener más de una tarjeta nos puede resultar útil a la hora de pagar, si una de ellas falla o si en un comercio no aceptan un determinado tipo de tarjeta (por ejemplo, la American Express).
- Si viajas habitualmente al extranjero, puedes utilizar una de ellas para ese menester (incluso sería recomendable que viajases con más de una, por la misma razón explicada en el punto anterior). En este caso, te conviene cerciorarte de las condiciones que te ofrece cada tarjeta en el extranjero, para no pagar comisiones de más.
- También puedes usar una de ellas para los pagos cotidianos (que pagarás a principios del mes siguiente) y otra para realizar las financiaciones.
- Además, si tenemos algún percance con una de ellas (se estropea, la extraviamos, nos la roban…) tendremos una alternativa mientras no lo solucionamos.
- Si eres autónomo, deberías tener al menos una tarjeta personal y una “de empresa”.
Desventajas de tener varias tarjetas de crédito
Además de proporcionarnos todas esas posibilidades, tener varias tarjetas de crédito puede ocasionarnos inconvenientes si no somos capaces de controlarlas convenientemente:
- Puede llevar a que gastemos más, puesto que contamos con diversos límites de crédito.
- Puede ocasionar que paguemos más intereses, si no controlamos adecuadamente cuándo pagamos y con qué tarjeta lo hacemos (en el caso de aplazar pagos, deberíamos tener claro cuál es nuestra tarjeta más barata en ese aspecto).
- En el caso de tratarse de tarjetas con cuota de mantenimiento, puede ocasionarnos un excesivo gasto anual por este concepto.
¿Cuántas tarjetas tener?
En la práctica, esto puede depender de cada persona. Habrá quien se haga un lío con más de dos, mientras que hay personas que pueden gestionar cuatro o cinco sin ningún problema.
Al igual que en el caso de las cuentas, tener dos o tres tarjetas puede representar un buen equilibrio entre las ventajas que conseguimos y el trabajo que nos puede dar controlarlas.
Por ejemplo, un esquema habitual podría ser el de manejar tres tarjetas:
- Una, la principal (preferiblemente, de las más utilizadas, Visa o MasterCard).
- Una segunda tarjeta, para utilizar por si fallase la primera.
- Una tercera, de las que suelen emitir los comercios, que ofrecen descuentos en las compras.