Una Special Purpose Acquisition Company (SPAC), traducida como Empresa de propósito especial para adquisiciones , es un vehículo de inversión que consiste en una empresa sin operaciones comerciales creada específicamente para reunir capital y poder participar o comprar otras empresas.
En el mundo de las finanzas se piensa en las SPAC como empresas con un “cheque en blanco”, ya que tienen total discreción para comprar cualquier compañía que les parezca interesante. Como referencia, en la mitad de 2020, se crearon más de 50 SPAC, con más de 21.500 millones de dólares norteamericanos invertidas en las mismas.
La creciente popularidad de las SPAC ha atraído la atención del público inversor en general y de algunos gestores estrella, como por ejemplo Bill Ackman, que a través de su gestora Pershing Square ha creado la SPAC de mayor capital hasta el momento superando los 4.000 millones de USD.
¿Cómo funciona una SPAC?
Las SPAC son formadas por inversores y gestores con experiencia y conocimiento en un sector en concreto, con la intención de poder adquirir empresas del sector. Cuando se crea la SPAC, aunque los gestores suelen tener empresas candidatas en mente, no se suele divulgar los detalles de qué empresas pretenden adquirir para no interferir en la posible operación.
Normalmente las SPAC buscan recaudar fondos entre inversores institucionales antes de ofrecer sus acciones al público mediante un proceso de operación pública de venta (OPV). El dinero que se recauda se mantiene en una cuenta bancaria remunerada y sólo puede ser empleado para realizar una adquisición de una empresa o para devolver el dinero a los inversores, en caso de liquidación de la SPAC. Generalmente se otorga un plazo de dos años a las SPAC para realizar una adquisición o liquidarse y devolver el dinero.
Tras una adquisición, la SPAC suele pasar a ser una empresa cotizada en bolsa.
Ventajas de las SPAC
Su forma jurídica les otorga ventajas, tanto a los inversores como a los empresarios que venden su negocio a una SPAC. A los inversores, este vehículo les da la posibilidad de participar en empresas que todavía no han salido a los mercados secundarios y que hasta el momento estaban solo al alcance de los fondos de capital privado.
Por otro lado, para aquellos que venden su empresa a una SPAC, la venta supone una forma más rápida de pasar a ser un negocio cotizado, sin tener que pasar por el proceso de salir a bolsa propiamente, y de la mano y con la experiencia de gestores expertos.
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
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