El 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Ingeniería para el Desarrollo Sostenible, una iniciativa de la ONU con la que se promueve la ingeniería como una forma de transformar el mundo y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, consiguiendo que en todos los países haya acceso a agua para el consumo, saneamientos y energía confiable, entre otras necesidades básicas, además de su importante papel en la lucha contra el cambio climático.
En la actualidad los inversores examinan cuidadosamente las compañías en las que invierten, pero no sólo bajo criterios de rentabilidad económico-financiera o de crecimiento presente y futuro, sino también por el impacto que estas firmas tienen sobre el mundo en que vivimos.
La sostenibilidad se ha convertido en una megatendencia que no está en absoluto reñida con la búsqueda de la rentabilidad: existen diversos fondos de inversión e índices bursátiles basados en criterios de sostenibilidad, como el Dow Jones Sustainability Index —el pionero— o su reflejo europeo, el Dow Jones STOXX Sustainability Index.
Inversión sostenible e inversión ESG
A menudo se utilizan estos términos de manera indistinta, y es que el concepto ESG corresponde al acrónimo de Environmental, Social y Governance, equivalente en español a ASG (Ambiental, Social, y Gobierno corporativo).
Bajo estas tres premisas, se entiende que la inversión ESG:
- Es sostenible, ya que selecciona inversiones con el menor impacto en el medio ambiente o incluso con un efecto positivo.
- Trata de mejorar la calidad de vida de la sociedad, invirtiendo en compañías con buenas condiciones laborales, que fomentan la conciliación, la igualdad, la inclusión de personas con discapacidad, etcétera.
- Busca un gobierno corporativo de la compañía diligente y transparente, tanto en la propia gestión de la misma como a la hora de nombrar a sus directivos o de remunerarlos.
Criterios sostenibles a largo plazo
Además, aunque no se cita expresamente en estos tres criterios, la sostenibilidad de la inversión implica una búsqueda de la rentabilidad que se mantenga en el largo plazo. Las compañías que actúan de acuerdo a los criterios ESG tienen más probabilidades de sostener sus beneficios a largo plazo, esquivando actuaciones cortoplacistas que puedan ser beneficiosas en la actualidad, pero perjudiciales a años vista.
El hecho de cumplir con determinadas «buenas prácticas» puede llevar a estas empresas a ser mejor vistas y tener una mejor relación con la sociedad y con su entorno, consiguiendo mayores ventas y atrayendo trabajadores más talentosos, lo cual tendría su efecto positivo a medio y largo plazo. Es por ello por lo que muchos planes de negocio de grandes compañías incluyen ya no solo aspectos económico-financieros, sino también criterios ESG.
Cómo invertir con enfoque sostenible
Como se ha señalado, existen diversos índices elaborados con criterios ESG, así como fondos y otros vehículos de inversión que han sido diseñados teniendo en cuenta estos parámetros, lo cual puede ser un buen punto de partida para muchos inversores. En otros casos, se puede buscar un asesoramiento más personalizado para que la inversión se adecúe perfectamente a las expectativas y objetivos vitales de cada uno.
Cómo ha evolucionado la inversión sostenible en los últimos tiempos
La inversión sostenible ha ido ganando adeptos, no hay la menor duda, y la llegada de la pandemia ha supuesto una aceleración de esta tendencia. Según los datos recogidos del estudio realizado por Spainsif en 2021, la inversión sostenible en España ha superado a la tradicional, llegando a 345.314 millones de euros gestionados durante 2020 (un 54% del total), con un incremento del 21% respecto al año anterior.