SMALL CAPS: La alternativa a los grandes valores

A la hora de establecer clasificaciones que engloben a las diferentes acciones que nos podemos encontrar en un determinado mercado una de las más habituales es aquella que diferencia a los títulos en función de su capitalización bursátil.

La capitalización bursátil se entiende como el resultado de multiplicar el precio al que cotiza la acción por el número de acciones en circulación. Dentro de esta clasificación nos encontramos con un tipo de acciones que son utilizadas por muchos inversores para realizar operaciones especulativas.

Nos estamos refiriendo a las small caps o acciones de baja capitalización, que son aquellas que tienen una capitalización de entre 250 y 2.000 millones de euros.

Una de las características de las small caps es que en ellas podemos ver grandes rentabilidades en cortos espacios de tiempo, aunque al existir pocas acciones en manos del público, puede darse la situación de que un inversor con acciones decida dar una orden de venta para deshacerse de ellas pero no pueda venderlas debido a que la baja liquidez existente no permita que exista contrapartida.

A diferencia de las empresas de gran capitalización (blue chips), las small caps normalmente son empresas que tienen un negocio doméstico, muchas de ellas no realizan negocio fuera de España, por lo que en el contexto actual de recuperación económica del país, se pueden ver favorecidas. Además, este tipo de compañías suelen tener un negocio cíclico, por lo que también se beneficiarán de la mejora del consumo de las familias.

Además de esto, las empresas small caps presentan otro tipo de aspectos beneficiosos para el inversor.

Así, las acciones de baja capitalización nos pueden ayudar a detectar un cambio de ciclo en el mercado bursátil. La experiencia nos dice que, ante el inicio de un ciclo alcista en la bolsa, son estos valores los que mayores subidas experimentan en la cotización de sus acciones, a las que posteriormente seguirán el resto de valores.

Por otro lado, muchas de estas empresas de baja capitalización son empresas familiares que no especulan con sus líneas de negocio, sino que buscan rentabilidad y crecimiento a largo plazo, ya que su objetivo es preservar el negocio familiar.
Por otro lado, este tipo de compañías tienen un menor seguimiento por parte de los analistas, por lo que podrían esconder oportunidades de inversión que el mercado habría pasado por alto.