Los scrip dividends o dividendos en acciones son las acciones que se emiten para remunerar al accionista en lugar de pagarle el tradicional dividendo. Estas acciones son emitidas con derecho de suscripción preferente a nombre del accionista.
En los casos en los que la empresa remunere así al accionista, éste puede elegir tres opciones:
- Aceptar los derechos de suscripción y añadir las nuevas acciones a su cartera.
- Vender los derechos de suscripción a la propia empresa, a un precio previamente fijado, siendo esta opción equivalente al cobro de un dividendo tradicional.
- Vender los derechos de suscripción en el mercado. Como cabe esperar, en este caso el precio fluctúa, independientemente del valor nominal de la acción.
¿Por qué una empresa puede preferir pagar scrip dividends?
La razón es bien sencilla. En el caso del accionista que acepta los nuevos títulos, supone aumentar el capital social y no tocar la caja. Además de evitar el esfuerzo financiero que supondría hacer frente al pago en efectivo, esa liquidez la pueden aprovechar para otros fines. A largo plazo, puede ser una estrategia de la empresa para recapitalizarse haciendo uso de los beneficios, sin necesidad de realizar ampliaciones de capital.
¿Y el accionista?
Hasta la entrada en vigor de la reforma fiscal el pasado 1 de enero, lo que más podía interesar al accionista era vender los derechos a la propia empresa, pues desde el punto de vista fiscal era considerado como un dividendo tradicional y los primeros 1.500€ estaban exentos. Ya en 2015, tributan en cualquier caso, pero la mejor opción podría ser aceptar las nuevas acciones y de ese modo diferir el pago de impuestos hasta que se vendan.
Por otra parte, no hay que olvidar que la venta de los derechos tiene un efecto dilutivo para los accionistas, ya que con el mismo valor de la empresa hay más acciones emitidas, por tanto, cada una vale menos.
Este es un ejemplo práctico de un caso real