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Salario mínimo, no se puede trabajar por menos

Todos los años, cuando llega Navidad, junto a los mazapanes y turrones aparece una polémica recurrente: la fijación del salario mínimo interprofesional (SMI) por parte del Gobierno. Leve subida o congelación, ese suele ser el diagnóstico. Pero realmente nos preguntamos: ¿para qué sirve el salario mínimo? ¿Se puede trabajar por menos?

Antes de entrar en otras valoraciones sobre el salario mínimo, cabe recordar que se trata de la retribución mínima que ganará un trabajador referenciada a una jornada de trabajo “normal”, dentro del marco legal establecido, en el que no habrá diferencia de sexo o edad; y por último, en el que no habrá distinción dependiendo del tipo de contrato (eventual o temporero).

¿Cuáles son los factores que se utilizan para la fijación del SMI? En realidad, pese a que debe haber una cierta lógica con aspectos socio-económicos, son los gobiernos centrales quienes toman dichas decisiones de forma arbitraria. En principio deben basarse en factores como el IPC, la productividad nacional o las rentas derivadas del trabajo. Aunque no existe una fórmula que explique por qué y cómo se fija el salario mínimo.

¿Se puede cobrar menos?

La realidad de salario mínimo es muy confusa. Es decir, hay una parte muy pequeña de la población, casi imposible de cuantificar, que esté sometida a este SMI, ya que en la mayoría de los casos existen convenios por sectores o territoriales que regulan las diferentes actividades profesionales. Además, debido a la crisis, también ha cambiado la estructura laboral, por lo que en estos momentos muchas personas ganan por debajo del salario mínimo debido a que tienen jornadas parciales o reducidas.

Así pues, parece que el SMI se trata de un argumento político de unos a favor y otros en contra para sostener que los trabajadores tienen mayor o menor riqueza. Aunque esta afirmación no es siempre es fácil de demostrar, ya que países históricamente fuertes como Alemania no tienen esta disposición salarial.

Ejemplos de SMI

Bajando a lo tangible, por ejemplo en España el salario mínimo fijado por el Gobierno para 2015 es de 648,60 euros en 14 pagas. Supone un aumento de 3,30 euros con respecto al año anterior. Asimismo, habría que recordar que éste a su vez fue congelado con respecto a 2013, y que en los dos años precedentes también se congeló con respecto a la cifra de 2011 (641,40 euros).

Para hacernos una idea con el resto de países europeos, y tomando una referencia a 12 meses, que en el caso español supondría 748,30 euros al mes, tenemos por encima países como Francia (1.425,67) o Reino Unido (1.244,42), y por debajo Grecia (683,76) o Portugal (565,83).

Cada economista, bien tenga una tendencia ideológica u otra, argumenta a favor o en contra del salario mínimo y de la importancia real que tiene para la economía y los trabajadores. Sea como sea, hasta que no volvamos a oler a turrón es un tema que se esconde entre otros asuntos.

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