A la hora de invertir nuestro capital en los mercados financieros, es fundamental conocer en todo momento el riesgo que estamos asumiendo en cada una de nuestras operaciones, pues de lo contrario podríamos estar incurriendo en la peligrosa práctica de arriesgar tanto dinero que una hipotética pérdida se llevara todo nuestro capital y nos dejara fuera de juego.
Uno de los términos habitualmente empleado en el mundo de las inversiones y el trading es el del ratio conocido como riesgo de ruina (risk of ruin o RoR por sus siglas en inglés), que trata de medir mediante un porcentaje las posibilidades que tenemos de perder nuestro capital llevando a cabo el sistema de inversión para el que se está calculando el ratio.
Como es obvio, lo más sensato a la hora de invertir será intentar manejar siempre nuestro capital con un riesgo de ruina lo más bajo posible, de modo que nuestro dinero tenga unas mínimas garantías que nos posibiliten llevar a cabo un número de operaciones suficiente que permita a nuestro sistema funcionar según las probabilidades teóricas.
La importancia de controlar el riesgo de ruina
Por evidenciar la importancia del riesgo de ruina en nuestro sistema de inversión, imaginemos un sistema que teóricamente nos proporcione un 70% de operaciones ganadoras. Eso estaría fenomenal, pues 7 de cada 10 inversiones nos dejarían un resultado positivo, por sólo 3 que nos generarían pérdidas. Pero si no somos capaces de minimizar nuestro riesgo de ruina, nadie nos asegura que la primera operación que tomemos sea una de esas 3 negativas y acabe dilapidando todo nuestro capital.
También está muy vinculado al riesgo de ruina lo que se conoce en la inversión sistemática como el máximo drawdown, que es el número de operaciones negativas seguidas que pueden acontecer en cualquier sistema. Es decir, aunque nuestro sistema tenga un 70% de operaciones positivas, nadie puede asegurar que no vayan a llegar 5 seguidas negativas. A mayor cantidad expuesta en cada una de esas operaciones, es evidente que mayor riesgo de ruina tendremos en caso de que esa mala racha se presente.
Las técnicas habitualmente empleadas para limitar nuestro riesgo de ruina a la hora de invertir pasan por:
- Utilizar stop loss adecuados a nuestro capital (comúnmente se recomienda no arriesgar en ninguna operación más del 1-2% del capital total).
- Diversificar las operaciones.
- Trabajar con coberturas de nuestras posiciones para no exponernos a un riesgo excesivo.