Ya han pasado unos meses desde que vinieron los reyes y nos dejaron los merecidos regalos bajo el árbol de Navidad. Luego fue San Valentín, San José y probablemente hasta hayamos celebrado ya el cumpleaños. Y cada vez que toca obsequiar, la ilusión de quien regala es comparable con la del regalado. Sin embargo, también sucede que, una vez abierto el presente, el fiasco puede ser considerable.
«¡Uy qué bonito!» «Pues mira, me viene bien«, o simplemente una sonrisa, son actitudes que esconden una realidad muy diferente: ya tenemos ese objeto o no lo necesitamos en absoluto.
El término regift significa exactamente regalar un regalo, o dicho de otro modo, «reregalar«. Sin embargo, las grandes tiendas online han orientado el concepto de otro modo: vender los regalos que no necesitamos.
A la hora de comprar, las tiendas nos lo ponen fácil con el ticket regalo, como una opción para cambiarlo por otro sin desvelar su precio. Pero, si descambiar un regalo está mal visto, ¿cómo va a tener éxito romper por completo la emotividad del concepto de regalo y hacer re-gifting? Pues según el portal de ventas online locompramos.es, el 40% de los españoles vendería un regalo que no necesita. Por otra parte, el estudio de TNS para eBay nos muestra que el 37% de los españoles recibe regalos no deseados y un 5% de ellos terminan siendo vendidos.
Démosle una vuelta más a la idea de re-gifting, ahora como ahorradores:
Si lo que nos han regalado nos reporta una utilidad nula, la mejor opción sería pedir a la persona que nos regaló que regrese a la tienda, devuelva el producto y recupere su dinero. Como esto no es viable en ningún caso, si recurriésemos al re-gifting, obtendríamos efectivo para comprar algo que sí necesitemos y a la vez permitimos a quién nos lo compre obtener un producto nuevo a mejor precio.
Un ejemplo ilustrativo:
- Nos regalan una cartera que costó 100 euros.
- La vendemos por 70 euros en alguna página web con re-gifting que se queda con 10 euros.
- Alguien la compra por 80 euros y obtiene así un 20% de descuento.