Los estudiantes son conocidos por muchas cosas: sus excursiones a la biblioteca, sus fiestas, su lado más reivindicativo… pero son recurrentes sus historias a la hora de ahorrar dinero. Los estudiantes tienen que gestionar una vida activa con un presupuesto restringido, ya sea por la paga semanal o mensual de sus padres o por el dinero que se ganan haciendo algún trabajo en su tiempo libre. Algunos de sus métodos son muy cómicos y anecdóticos, pero hay otras técnicas que pueden ser útiles para cualquier persona o familia.
Una de las primeras reglas que siguen es la de planificar sus finanzas mediante un presupuesto de gastos personal, ya sea plasmado en una hoja de cálculo tradicional, una moderna aplicación de su smartphone o una clásica libreta de papel.
Internet, la biblia del estudiante
El estudiante de hoy en día ha nacido con internet debajo del brazo y gracias a ello tienen una gran facilidad en su manejo. En internet podemos encontrar una gran fuente de información de los precios de un mismo producto en distintas tiendas. El primer paso que hace un estudiante cuando quiere comprar cierto producto es buscar en internet en qué tienda lo venden más barato.
Hay que ir buscando las tiendas que venden el producto e ir apuntando en una hoja la tienda y el precio. Después de unos minutos de búsqueda, hay que mirar la lista y ver cuál es el sitio más barato e ir a por ello. Nos podemos encontrar que la tienda con precio más bajo sea virtual, por tanto podemos optar por hacer el pedido online y al cabo de unos días tenerlo en casa sin movernos.
Transporte
Cada día tenemos que movernos de nuestra casa hasta el sitio de trabajo o universidad. Hay quienes tienen suerte y pueden ir andando, pero la mayoría tiene que utilizar un medio de transporte.
El más cómodo suele ser el coche, pero también suele ser el más caro. La opción más barata y que suelen utilizar mucho los estudiantes es la bicicleta. Los costes iniciales son la bici y un buen candado, mientras que los posibles gastos en los que hay que incurrir en el día a día son mínimos: posibles pinchazos, engrasar la cadena o reparar pequeñas averías.
Puede ocurrir que esta opción no sea factible, ya sea por la larga distancia o por no tener un camino seguro para ir en bici. La siguiente opción, también muy utilizada, es la del transporte público (autobús, metro o tren). Se puede optar por un bono mensual , trimestral o anual. Hay que tener en cuenta que si se utiliza diariamente, a mayor plazo del bono, más barato sale el precio por viaje realizado.
Supermercado
Muchos estudiantes hacen un plan semanal de comidas para así tener un control de los alimentos que necesitan. De esta forma, van al supermercado con una lista de todos los productos que tienen que comprar. La regla de oro es no comprar nada que no esté en esa lista e ir al super con la barriga llena. Así se evita hacer compras compulsivas o por simple gula, y no porque realmente se necesite. Eso no quiere decir que de vez en cuando uno no se pueda dar un capricho, pero eso va a elección de cada cual.
Una vez en el supermercado, las marcas predilectas de los estudiantes son las blancas. Es cierto que a lo mejor la calidad no es la misma, pero el ahorro en una cesta de la compra de marca blanca es considerable. Esto es muy personal y depende mucho de la relación calidad-precio que exige cada persona, es decir, si se está dispuesto a pagar una cantidad mayor por una mejor calidad.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hizo un estudio comparando cuáles eran los supermercados más baratos para las marcas líderes y cuáles para las marcas blancas en cada ciudad de España. Diseñó una cesta de compra base para las primeras marcas y otra cesta para las segundas. El estudio concluyó que si el consumidor iba a comprar cada producto en el supermercado más barato, de media se podría ahorrar casi 925 euros anuales, siendo Madrid la ciudad con más ahorro (3.322 euros) y Ciudad Real la de menos (331 euros) para la primera cesta. Para la de marcas blancas, las ciudades con mayores ahorros posibles era Madrid con un ahorro de 3.164 euros anuales, mientras que Barcelona era la segunda ciudad, con 2.326 euros. La moraleja de este estudio es que hay que mirar los precios de los productos de los supermercados del barrio donde vivimos y hacer una lista de dónde podemos encontrarlos más baratos.
Finalmente, los estudiantes van a la caza de las ofertas, es decir, esos “3×2” o “la segunda unidad a mitad de precio”. Aquí hay que ir con cuidado, porque al final puede salir más cara la cesta. Antes que nada, hay que mirar si los productos son perecederos rápidamente o no. Segundo, hay que seguir el plan semanal. Es decir, si a la semana me compro 4 yogures a 1€ y esta semana hay oferta de 8 a 1,5€, quiere decir que ya tengo la cantidad de yogures que me comeré en dos semanas y no en una, siempre y cuando la fecha de caducidad permita hacerlo.
También hay que ir con cuidado con las ofertas, por los efectos impulsivos. Los carteles bien decorados nos llaman mucho la atención y podemos caer en la trampa comprando algo que realmente no queremos.
Ocio
El ocio es el momento favorito de todo el mundo: reunirse con amigos o familiares y pasar un buen rato. Normalmente estas reuniones informales no suelen ser baratas: ir al cine, ir a una bar, ir a comer o cenar a un restaurante… Para una persona que le gusta mucho salir de casa y divertirse en compañía puede salirle caro a final de mes, por eso hay algunos planes divertidos que se pueden aprender de los estudiantes.
Cenar en casa de alguien. Este es muy típico. Alguien pone la casa y cada uno lleva un plato casero. Solo hace falta ir al super y cocinar un buen plato para llevar a la cena. De esta forma, se evita en algunos momentos ir tan asiduamente a restaurantes y de paso se ahorra dinero sin dejar de hacer planes.
Picnic en un parque. En lugar de quedar a tomar algo en un bar, es buena opción pasar por el supermercado, cargar con algunas bebidas y alguna cosa para picar e ir al césped de un parque a pasar la tarde. Esto puede ser útil después de unas semanas de haber ido bastante a bares. Este mismo plan puede servir para organizar una comida al aire libre con el buen tiempo.