Con la crisis financiera de 2007-08, que iniciaría lo que conocemos como Gran Recesión, llegó a nuestras vidas la expresión «estabilizadores automáticos», popularizada por el entonces ministro de economía, Pedro Solbes. Ahora, la nueva crisis ocasionada por la COVID-19 la ha sacado de nuevo a primera línea, pero ¿qué son los estabilizadores automáticos y cómo funcionan?
Qué son los estabilizadores automáticos
Los estabilizadores automáticos son elementos de los Presupuestos Generales del Estado que afectan a los mismos sin necesidad de una decisión expresa por parte del gobierno. Es decir, no se producen por la implementación de una política o por un cambio de una ley, sino que varían automáticamente en función de modificaciones en la situación económica del país, en sentido contrario a ésta.
Con los estabilizadores automáticos, se producen trasvases entre el sector público y el sector privado. Cuando la economía va bien, aumenta la recaudación vía impuestos y se reducen algunos gastos (por ejemplo, los vinculados al desempleo), de manera que se genera superávit en el sector público. Por el contrario, cuando va mal, se reducen los ingresos públicos y aumentan los gastos, de manera que se genera déficit.
En esta situación, los gobiernos y los bancos centrales suelen tomar decisiones para tratar de revertir la situación, como bajar los tipos de interés, o bajar impuestos para estimular la actividad. Estos serían ejemplos de decisiones por parte de las autoridades.
Sin embargo, los estabilizadores automáticos actúan, tal y como indica su nombre, sin necesidad de intervención. Veamos unos ejemplos vinculados a la crisis de la COVID-19.
Ante una situación de parón generalizado de la economía del país (aunque en este caso, en realidad no solo en España, sino a nivel mundial), la Unión Europea ha suspendido la aplicación de los Pactos de Estabilidad y ha acordado la creación de un Fondo de Reconstrucción por importe de 750.000 millones de euros, mientras que el Banco Central Europeo anunció un plan de recompra de activos por ese mismo importe. Serían ejemplos de decisiones activas.
En el segundo trimestre de 2020, la tasa de ocupación en España ha bajado en más de 1 millón de personas. Con centenares de miles de negocios cerrados, el desplome de la economía en este trimestre ha sido histórico, con un -18,5%. Sin embargo, no se han observado problemas sociales a gran escala, debido a la entrada en funcionamiento de uno de los estabilizadores por excelencia: las prestaciones por desempleo, que evitan que muchas personas se queden sin ingresos de forma abrupta.
De esta forma, el déficit del sector público en forma de mayor gasto se trasvasa al sector privado en forma de ingresos para los perceptores de las prestaciones.
Este funcionamiento automático de los estabilizadores también explica por qué en épocas de crisis la lucha contra el déficit es complicada para los gobiernos: el aumento de las partidas ligadas con el desempleo es automático, por lo que al crecer el paro se destinan más recursos a las prestaciones y subsidios sin que el gobierno intervenga.